Paseos de un aprendiz de montañero

Julio 2011 - Elola - Morezón - 1er Hermanito

 

1er. día: Galayos - Circo de Gredos

2º día: Casquerazo - Galana

 

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Un nuevo día y las patillas un poco cascadas. Desayuno "elolero" y más contento que un pimiento, tiro hacia Morezón.

A la izquierda los Tres Hermanitos y a la derecha Casquerazo, única cumbre con honrrilla del día anterior.

Subiendo al Morezón queda por detrás el Prado de las Pozas.

Tras una escalada de máxima dificultad e intenso desgaste tanto físico como emocional, superado sin mayor problema gracias a la excelente preparación a todos los niveles de este "montañero del todo a cien", corono la inaccesible cima del Morezón (creo que fue la primera nacional de este año). Debo añadir que aunque no se lo crea nadie mi único dopaje para conseguir esta hazaña fueron las galletas "María" del Elola.

Después la emprendo con el destrepe hacia la Portilla del Morezón que aunque no es difícil debe hacerse con cuidado (por lo menos los abueletes)

Vista atrás.

La Campana y El Enano (creo)

Al ratillo llego junto al primer Hermanito...

...voy y vengo por la zona viendo con detenimiento sus pedruscos como La ventana

 

Hermanitos 1º y 2º

Una cabra

La placa que tanto me acongojó en otra ocasión la veo ahora menos amenazadora.

 

Todo el día tuve como sonido de fondo el griterío formado por, calculo yo, unas trescientas personas de diferentes grupos (creo que Scout en su mayoría) que habían acudido al Circo. La Charca Esmeralda parecía el Parque Sindical en los años setenta.
Continué haciendo tiempo y subiéndome a los piedrolos que veía medianamente accesibles...
Hasta que vi acercarse al gran Jorge precedido de Demetrio
Nos situamos en la base norte del primer hermanito y mediante una espléndida trepada sin dificultad donde disfruté tremendamente fuimos ganando altura.
 
 
 

Todo fue de maravilla hasta que llegamos a este punto, donde viendo la piedra que hace de cumbre le dije a Jorge:

 

P - Me imagino que esto ya no se sube, ¿no?

J- ¿Como que no? esta piedra es la cumbre.

P - Ahhh. pero por detrás ¿habrá una senda con barandilla, no?

J - No. Se sube por aquí, de frente

Poniéndome un poco más nervioso de lo que ya estaba le dije:

P - Pero, ¿donde está el ascensor?

J - Que no, Paco. Ya verás que bien se sube.

P - Bueno, déjalo y nos bajamos ya. Estoy acostumbrado a quedarme a tiro de colilla de las cumbres.

J - Imposible Paco. Hay que bajar rapelando y el descuelgue está en la cumbre.

P - ¿Será broma?

J - No (muy serio)

 

La boca se me secó instantáneamente porque, aunque no se ve en la foto, por debajo del pedrusco hay una leche de narices.

El gran Jorge comenzó a trepar la piedra y a mostrarnos a Deme y a mi donde debíamos apoyar pies y manos. Yo ni veía ni oía: de nuevo estaba cagado. Pero lo del día anterior no era nada comparado con esto, a pesar de mi confianza ciega en Jorgito.

El jodío se puso en la cumbre en un pis-pas y una vez bien asegurado todo dijo:

 

J - Ahora tu, Paco

P - ¡Aaagghhh!

 

El espectáculo que vino a continuación solo tiene un adjetivo: PATÉTICO.

Ahorraré al hipotético lector el mal trago y no describiré los hechos que sucedieron. Solo añado que han tenido que pasar cerca de tres meses para que me animara a escribir el presente "repor".

Lo malo de mi comportamiento es que cuando uno la lía, el grupo se resiente y el pobre Deme, por mi culpa también lo paso un poco mal. Pero ni punto de comparación.

Aquí el tío adherido a la piedra cual lapa mediterránea.

Jorgito controlando la situación en todo momento
 
Foto de cumbre sin más comentarios
Luego, con dos preciosos rápeles nos pusimos en la vertiente sur de mi odiado hermanito.
 
 
 
 
Lo demás, se puede imaginar. Palabras de aliento, tal, tal y tal como diría Gil y eso sí, el tema acabó como en los cuentos de Asterix, con una buena cena (sin jabalí), la mejor compañía que se puede desear y la honrrilla destrozada.

Al día siguiente el tema era supersencillo ¿?. Bajar a la Plataforma y "comerme" los doce kilómetros de carretera hasta Hoyos, salvo que algún buen samaritano se apiadase de mi y me llevara en coche.

Después de seis kilómetros sobre el asfalto, veo que para una furgoneta ¡es Jorge!, qué alegría. Cruzo corriendo la carretera y "plas" me caigo a todo lo largo parando el golpe con el pecho con una leche de narices (que también me las golpeo), pierdo la respiración, vienen a socorrerme y poco a poco me voy recuperando. Me duele el pecho un poco y la ya deteriorada honra mucho más.

Jorge III me deja en Hoyos donde espero, tomándome unas jarritas de cerveza, a que llegue Jorge I.

Comilona en la Rasquilla con Jorge I enfrentándose al delicado momento de la verdad.

 
 
No te lo creerás, amigo lector. Según pasaba el día me dolía más el pecho hasta el punto de que, tras una noche de campeonato durmiendo en el sofá, al día siguiente tuve que hacer uso de los servicios del seguro de la federación. Tres meses me ha costado recuperar las costillas del golpazo y la honrrilla de lo demás.

Un abrazo.

 

1er. día: Galayos - Circo de Gredos

2º día: Casquerazo - Galana