Paseos de un aprendiz de montañero

Julio 2011 - Elola - Casquerazo - Cuchillar de las Navajas - Cuchillar de Ballesteros - Galana

Quien me conozca sabe que entre mis numerosos defectos no está el ser un vacilón que va alardeando de sus "hazañas", creo que más bien peco de todo lo contrario. Bueno, pues en los dos días que me quedaban en Gredos iba a pasar más miedo que en toda mi pasada vida montañera. Como dice Jorge (Jorge 1º): "las cagaleras de la muerte". Puede que haya días mejores que otros o puede que los kilos que he ido almacenando en la barriga me hagan sentir menos ágil. También puede que las enfermedades y accidentes sufridos en el último año hayan restado valor a mi ya escaso arrojo o puede que que sean los años. Seguramente es la suma de todo. Y eso que no sabía como iba a acabar la fiesta...

Bueno, pues después de la típica noche de refugio salgo más contento que unas pascuas hacia la Portilla de los Machos. Debo añadir que cada vez que subo a esta hermosa portilla lo hago por un sitio diferente en su primera parte de trayecto y estoy seguro de que nunca he debido ir por el sitio correcto. Lo digo por si alguien pretende utilizar mi track que lo tenga en cuenta.

Poco antes de llegar a la portilla me desvío a la izquierda por una bonita canal...

... y sin gran esfuerzo llego a una pequeña portilla donde bajo un poco por la vertiente sur para, en una fácil y bonita trepada, ponerme en la cumbre.

Las vistas hacia el oeste son fabulosas: de primer plano hacia atrás a la izquierda, el Cuchillar de Las Navajas, coronado por el Sagrao. A la derecha el Risco de la Portilla del Crampón, Almanzor y el Cuchillar de Ballesteros. Después el altiplano del Venteadero, el redondeado Risco del Güetre y a la derecha Galana.

Rebosante de felicidad, "sí foto, sí cumbre".

Al sur el risco del Francés.

Cuando bajo de Casquerazo veo por detrás una persona en la cumbre.

Continúo por el cuchillar, unas veces cumbreando y otras rodeando.

Empiezo a pensar en el pasito que rodea al Sagrao donde hay un patio espectacular...

...La primera vez que pasé por allí, aleccionado por Álvaro que me comentaba que hay gente a la que le da un poco de "yuyu" no me pareció para tanto pero...

...esta vez, como decía al principio, algo sucedió que pasé por allí temblándome literalmente las piernas.

No lo pasé nada bien.

Pasado el ataque de cobardía descendí hacia la Portilla Bermeja.

Ahora me quedaba otro reto: rodear el Esbilrradero o Risco de la Portilla del Crampón desde la Portilla Bermeja para desembocar en la Portilla del Crampón. Había intentado varias veces esta travesía sin lograr encontrar el paso y eso que una de las veces fui con un expertísimo conocedor de la zona: el tío Lucio.

El camino proseguía por el colladito de la izquierda y mi siguiente meta, Almanzor, se alzaba majestuoso.

Por detrás quedaba el camino recorrido, el Sagrao y un rastro de materia fecal.

Poco a poco y siguiendo algunos hitos fui encontrando el camino sin dificultad.

A la izquierda dejaba la Peña de Chilla.

Llegué a encontrar dos caminos distintos. Desoyendo los consejos de Álvaro, cogí el de la derecha y tranquilamente me puse, loco de contento, en la Portilla del Crampón.

Si el hipotético lector de estas líneas conoce la ascensión final de Almanzor podrá valorar justamente mi grado de cobardía cuando diga que, bien por la atípica soledad en esta subida, o bien por el simple "canguelus tremendus", intenté sin éxito la subida. Incluso me equivoqué varias veces de ruta, aunque esto último no es extraño al haber colocados cientos de hitos por toda la zona que en vez de ayudar, equivocan.

Lo cierto es que cuando algo se tuerce lo mejor es dejarlo y eso hice yo. La pena es que cuando escapaba hacia mi portilla (la Portilla de los Cobardes) vi a un joven que en un periquete se puso en la cima y que seguro que me habría permitido acompañarle. Segunda cagada casi literal del día. Lo llevaba de maravilla.

También es cierto que alguna vez no he sido capaz, por iguales motivos, de cruzar la Portilla de los Cobardes y atravesar el Cuchillar de Ballesteros. En esta ocasión pasé sin problemas aunque bastante frustrado por el fracaso acontecido.

Así, poco a poco e intentando consolarme continué por el Cuchillar de Ballesteros.

La maravillosa mole del Ameal de Pablo me hizo recordar "glorias" pasadas gracias al genial Jorge.

Llegando al Venteadero tenía ante mi los Riscos del Güetre y la Galana. He subido varias veces solo, sin peligro ni pavor pero, ¿me volvería a jiñar?.

Dejando la mochila para ir más ligero bajé a la Canal de la Muesca donde se podía apreciar sobre la Laguna del Güetre uno de los escasos neveros de este verano.

Como el lector se imaginará, no hay dos sin tres y a mitad de la corta ascensión a la cumbre, volví a liarla con el "canguelus tremendus", no veía la forma de subir y por más que lo intenté, al final di media vuelta y, con el rabo entre las piernas (es un decir), bajé a la base del Ameal a reponer fuerzas y líquidos, después de los reglamentarios 30 minutos de acción de las pastillas potabilizadoras

Me intentaba consolar pensando que no todos los cincuentones barrigones se dan un paseo como el de aquel día. Encima debo dar y doy gracias por lo pateado y por volver al "refu" sin daños mayores que el sufrido en la moral que ya era bastante.

Por lo demás, cervecitas, buena cena y una entrañable sobremesa en inmejorable compañía. Jorge me propone que al día siguiente me de una paseo por Morezón y el Cuchillar de Cerraíllos para que alrededor de las cuatro de la tarde esté por el primer Hermanito y lo subamos.

P- ¿Será fácil?

J- Si

P- ¿Muy, muy fácil?

J- Que sí, que es muy fácil.

P- Que soy un cagao. Que solo quiero una trepada sin más complicación.

J- Que sí, que no te preocupes, que lo suben los viejitos.

P- ¿Seguro?

J- Joé Paco, si subiste Ameal y Punta Esperanza, puedes subir este y tiene unas vistas grandiosas. No te preocupes.

Con estos planes me voy a escuchar ronquidos excitado por los planes.

ZZZZZZZZ

ZZZZZZZZZZ

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