Paseos de un aprendiz de montañero

Enero 2015 - Tubo del Pulmón derecho de Cabezas y rescate

Llevamos un mes acudiendo asiduamente a la zona de Los Pulmones de Cabezas donde hemos podido disfrutar de una nieve perfecta para nuestros propósitos, por tanto hoy no iba a ser menos. El problema es que es sábado y no somos los únicos que se han dado cuenta de las condiciones de la zona, además de que madrugar mucho no es nuestra mejor virtud.

Total que cuando llegamos a la base de dichos Pulmones contabilizo 27 personas entre el tubo del Pulmón izquierdo y el central. Como quiera que tener por encima nuestro al personal equipado con 12 cuchillos en cada pie no nos motiva decidimos tirarnos para el Pulmón derecho donde no vemos a nadie.

Como chavales previsores que somos nos pertrechamos de achiperres varios y comienzo a disfrutar aunque solo sea con las puntitas mientras Jorge acaba de prepararse.

Las condiciones de la nieve son absolutamente perfectas y aprovecho para machacar aun más mi convaleciente gemelo derecho.

De repente oigo un grito a mi derecha y veo que alguien cae velozmente por la vaguada que desciende del collado de entre Cabezas. Se va golpeando en algunas rocas y le veo dar un buen salto.

A continuación Jorge me avisa de que alguien ha caído e inmediatamente comenzamos la travesía, en mi caso un poco delicada, hacia el accidentado.

Grito preguntando si está bien pero no entiendo la respuesta. Jorge y yo nos vamos acercando todo lo rápido que podemos pero con prudencia mientras gritamos para dar a entender al desafortunado que vamos a ayudarle

Una vez que llegamos nos encontramos con un joven en bastante mal estado, no se puede mover, le duele mucho la espalda y tiene toda la nalga y muslo izquierdo en carne viva. Se ha quemado a base de bien.

Jorge inmediatamente le pone por debajo una chaqueta para aislarle de la nieve pero cada movimiento que le damos por pequeño que sea le infligimos un gran dolor. Acto seguido llama al 112 y comienza el necesario interrogatorio para saber el estado del herido "perdone que le diga así pero en resumen está muy jodido" Su interlocutor dice comprender porque no hay mejor descripción. Al menos no vemos miembros en posiciones imposibles.

Mientras Jorge sigue con las comunicaciones saco mi manta térmica y le cubro con ella, más alguna prenda porque tiene mucho frío.

Me acuesto junto a él para darle calor pero le advierto "que sin mariconadas", casi sonríe y en cuanto Jorge acaba de hablar con emergencias también se acuesta por detrás suyo. El más mínimo roce le causa más dolor y entablo conversación para mantenerle animado.

 

- ¿Cómo te llamas?

- Luis

- ¿Qué te ha pasado?

- He resbalado desde el collado

 

Miro para arriba y pienso ¡Madre mía, está vivo de milagro!

No habían pasado ni cinco minutos desde que nos habíamos tumbado junto a él, cuando oímos el helicóptero y vemos que se acerca buscando. Nos levantamos los dos y hacemos las señales pertinentes hasta que se acerca y descienden dos bomberos

 

En seguida se acercan y se hacen cargo de la situación. Es impresionante la confianza que generan estos profesionales

En pocos minutos vuelve el helicóptero portando más personas, hasta seis en un total de tres viajes (creo).

Jorge se tapa bien para que el ingenio volador no le despeine

530 m (horizontales) y 230 verticales. ¡Buen viaje se ha metido!

Al poco vemos bajar a una persona que confundimos con el hermano de Luis y nos dicen le gritemos para que no baje a ver si van a tener que rescatar a dos en vez de uno, pero es otro montañero que ha visto el accidente desde arriba y que ha hablado con el hermano de Luis por lo que finalmente se une al grupo y ayuda como puede.

Nos piden que cavemos una repisa para montar la camilla mientras otros montan por encima nuestro unos seguros con nuestras propias anclas de nieve

 

 

Aunque no dijo nada pero imagino que este señor está pensando que porqué no me meto la cámara de fotos en el sitio ese que todos sabemos. La verdad es que lo pensé pero si no fotografío la escena me habría arrepentido después

Cuando conseguimos (consiguen) poner al Pobre Luis en la camilla (que por cierto es un coñazo para montarla) vuelve el helicóptero y baja el cable de acero.

Me acerco a Luis, con el que está uno de los socorristas que en todo momento ha estado junto a él, imagino que dándole ánimos y calor humano.

 

- Luis soy Paco

- Muchas gracias Paco

- ¡Por Dios! eso ni se dice. Que no sea nada y cúrate pronto, que han venido por ti. En seguida estarás calentito y te van a cuidar aunque estos señores son formidables

Enganchan la camilla y uno de los rescatadores sube con el accidentado

 

 
 
 
 

En otros tantos viajes de helicóptero se va el resto de bomberos y encima, todos, uno a uno, nos dan las gracias.

- Las gracias os las tenemos que dar nosotros, sois nuestros ángeles de la guarda y unos profesionales increíblemente humanos y efectivos.

Estuve a punto de emocionarme...o sin a punto

Ángel, el montañero que estuvo con nosotros también se va y nos quedamos solos.

Jorge y yo nos preguntamos si deberíamos irnos a la Cantina de Cotos a emborracharnos de cerveza sin alcohol pero como somos muy machotes y estas cosas no nos dejan huella ¿? decidimos acabar el tubito, comer y entonces sí, volver a la cantina a emborracharnos.

 

De forma que con una cierta cosa en la parte alta del estómago volvemos al tubo y comenzamos a subir aunque solo sea para comer al acabarlo.

 
 

Lo cierto es que tampoco buscamos las zonas más empinadas

 
 

Mi hipotético lector podrá imaginarse que el resto del día no hubo otro tema de conversación pero eso sí, acabamos en la Cantina de Cotos tomándonos nuestra cervecita con tapa de cinco estrellas acostumbrada, a pesar de que antes Jorge quiso tirar un ancla a la vía, justo al lado del túnel y tuvo que ir por ella. No me quiso decir el porqué de esa extraña acción quizá debida a una medicación incorrecta.

Nuestro afectuoso reconocimiento a estos profesionales, tanto del cuerpo de bomberos, como de la Guardia Civil que velan por nuestra seguridad