Miércoles, 9 de Agosto. Segundo día de
salidas al monte durante las minivacaciones pirenaicas.
El pasado lunes no me llegué a mojar en el Anayet pero sobre las
diez de la noche se fue acercando lentamente una tormenta desde el
oeste. Primero se reflejaban los resplandores de los relámpagos
sobre la zona de Infiernos, luego ya se oían, después empezó a
llover y finalmente esto:
Con mi reluciente coche abollado por la tremenda granizada me acerco
al aparcamiento del Parque Faunístico Lacuniacha donde comienza mi
caminar por una pista y diferentes senderos en dirección al Ibón de
Piedrafita.
De izquierda a derecha Corona Mallo, Peña Parda y Peña Telera
Peña Parda por donde transcurre el
camino horizontal
Peña Telera imponente y soberbia.
A la izquierda la canal por la que
tendría que subir
El camino comienza por una pista
pero en seguida se cogen varios senderos bien señalados que evitan el tedioso
caminar por pista.
Al poco se llega al Ibón de Piedrafita
donde aparecen sobrecogedoras las tres gigantes. Rodeo por la
derecha el ibón.
Me parece ver en la
falda de Corona Mallo una mancha blanca. Me extraña el cambio de
color de la roca por lo que tirando del zoom de la cámara veo que es
un redil con ovejas. ¡Chungo! habrán mastines, vamos para arriba.
Comienza la subida
Primer obstáculo de
la mañana. Hay que rodear unas paredes y en algún momento el camino
se pierde un poco pero en general está bien indicado por hitos.
Se va tomando altura
Aparece una pareja
que ya había visto en el ibón. Se trata de Javier y Antonia que iban
a convertirse en mis compañeros durante el resto del día.
El ibón va quedando abajo
Una vez superado el obstáculo el
camino se vuelve amable ascendiendo suavemente hacia la temible
pedrera.
Se trata de 600 metros en los que se
salva un desnivel de 400. Primero entre bloques más o menos grandes
y después en gravilla de la que en cada paso se retrocede medio.
No hay más remedio que tomarlo con
paciencia. Por detrás se acercan tres jóvenes, (uno de ellos con
bastantes flatos) que comenzaron a la vez que un servidor el camino.
La canal no parece tener fin. Me la
imagino en invierno, con nieve dura...
Por fin llego al cuello llamado de
Cabichirizas. Desde el ibón han sido cerca de 800 m de desnivel pero
no ha sido excesivamente pesado, quizá sea a causa de mi
extraordinaria
preparación física y técnica (no mental).
Las paredes del Corona Mallo me hacen sudar las manos.
Muy por debajo quedó el ibón de
Piedrafita. a la izquierda el de Tramacastilla y a la derecha el
embalse de Búbal
Tras un merecido descanso contemplo el
camino horizontal y, hablando con Javier me tranquiliza, abriendo los
brazos, que se trata de una senda de más de un metro de ancho.
Mentira podrida.
La cosa no comienza mal pero el metro
del sendero no lo veo por ninguna parte
Por detrás Antonia y Javier.
Atrás queda Corona Mallo
En general el "camino" no presenta
complicaciones pero está absolutamente prohibido tropezar.
En alguna parte el
nombre de "camino" es absolutamente redundante. Afortunadamente mi
preparación de pirineista consumado, unido a la gran experiencia y
olfato de sabueso me permiten acometer tal hazaña sin mayor problema
aunque debo reconocer que a pesar del fresquito que reinaba me
sudaban profusamente las palmas de las manos.
Me acordaba de mi amigo el doctor y daba gracias por que no
estuviera aquí. ¡Lo que hubiera tenido que aguantar!
Van apareciendo otras canales bastante
más verticales y sigo pensando en la maravilla que puede ser en
invierno.
En un momento
determinado aparece un poco de verde y unas florecillas que
parecen... Sí, son la Edelweiss. Habría de ver muchas más, e incluso
hacer esfuerzos por evitar pisarlas.
La niebla se acercaba por momentos
Finalmente llegamos
a la canal que sube de nuevo al cordal en la que nos metemos
equivocadamente por la derecha teniendo que trepar algunos pasos un
poquito complicados aunque el lector ya se imaginará que para mi no
tuvo importancia.
Por fin se sale a la cresta y ya solo
queda patear hasta la cumbre.
Foto de cumbre con mis compañeros.
En la cumbre nos
encontramos con dos chicos bilbaínos, Claudio y xxx que también se
juntarían a la expedición, al menos hasta pasar la zona de niebla.
Tras un descansito y con ganas de
pasar cuanto antes la horizontal, comenzamos el descenso.
¡Lo que hace la juventud! Claudio se
pone a hacer equilibrios buscando alguna de las numerosas piedras
con restos fósiles en la cuerda floja
No lleva antinieblas traseros: 3
puntos
De esta forma recorremos bastante
rapidito...
...hasta salir de la zona peor.
En el cuelo, los bilbaínos se despiden
de nosotros porque van a bajar velozmente, eso sí, después de
comerse la mitad de mi bocadillo
Nosotros bajamos como podemos, algo
más lento pero con total dignidad.
La verdad es que cuando se acaba la
interminable canal respiramos aliviados.
A continuación queda el paseo hasta el
lugar donde quedó aparcado mi coche bautizado como "el chichones"