Paseos de un aprendiz de montañero (y el recuerdo a su compañero)

Agosto de 2016 - Ascensión a la Aguja de Pondiellos (o casi)

Últimamente he castigado un poco más de lo debido a mi vieja carcasa, de forma que aunque me encuentro en bastante buena forma pero tengo las rodillas en muy mal estado, principalmente la derecha. Afortunadamente ayer se pasó el día lloviendo y así le he dado un poco más de descanso desde el paseo por los Infiernos.

Tras barajar posibilidades y tiempos decido encaminarme al Garmo Negro que parece tener una ascensión de las más rápidas de la zona y eso de hacer un tresmil, siempre da caché.

Perfil de altura - Descarga del Track
El camino comienza muy cerca de la esquina del Ibón de Baños en el Balneario de Panticosa y, como todos los de esta zona, arremete a subir sin preámbulos ni cortesía por unas deterioradas zetas.
Al poco llego, en una curva, a este edificio que contiene una fuente de la que posteriormente leí que tiene agua termal.
No se me ocurrió tocar el agua...
Después de las termas, continúo subiendo por la senda más visible de las muchas que ascienden por esta zona. Mal comparado me recuerda a la parte baja de Maliciosa, en la Barranca, donde hay decenas de caminos que llevan al mismo sitio. Estaba equivocado.
Por detrás queda el Balneario
Y por delante aparece lo que creo que será el Garmo Negro.
Esta imagen da una perspectiva del desnivel alcanzado en bastante poca distancia lineal. Si no me equivoco a la izquierda aparece Vignemale.

Después de seguir a algunos montañeros, siempre por el camino que me parece más evidente, me doy cuenta de que este no lleva al Garmo sino al Cuello de Pondiellos. Como mi valor y audacia ya están demostrados con suficiencia y no necesito añadir tresmiles al palmarés decido seguir a ver como está el tema y ya decidiré.

No sé quienes son pero me gusta la sensación de profundidad. Me acuerdo del doctor, que probablemente tendría vértigo en esta situación.

Por debajo veo los Ibones de Ordicuso, otra posibilidad que había barajado para hoy. Más me habría valido...

Finalmente llego al collado o cuello como dicen por aquí y aparecen los Ibones de Pondiellos a los que ya había saludado el día de Infiernos.

Al norte veo los mismísimos Infiernos e imagino que el de la derecha debe ser el Pico de Arnals, otro tresmil que se va a quedar sin el honor de mi hollado (como la inmensa mayoría de ellos).
Infiernos más de cerca y la romería de Nuestra Señora de Agosto por encima.
Al O.N.O. (no es publicidad de compañías telefónicas) aparece el inconfundible Cervino. ¿O a lo mejor es el Midí d'Osau?
Parece que los vecinos del norte tienen el día nublado.
 
La verdad es que el mar de nubes hace muy bonito. Además, que se fastidien los vecinos y si quieren sol que se vengan aquí.
 
De nuevo el Midi, creo que me he enamorado.
Y de nuevo los Infiernos un poco más al completo. Vale, tienes razón me estoy repitiendo.
La marmolera.

Bueno, pues en este collado me sucedió algo que todavía no puedo entender:

Llegan dos jóvenes veinteañeros junto a otro senior al que no puedo llamar montañero. Muy amables los chicos me piden que les haga alguna foto y estamos un rato charlando aunque apreciaba que al mayorcito no le hacía demasiada gracia.

Me preguntan por mis planes y les digo que me gustaría ir hacia el Garmo Negro pero que tengo muy mal la rodilla, no conozco el terreno y no sé qué hacer a lo que sin dudarlo me dicen que ellos también van por allí y que les acompañe. El senior arruga el morro.

Comenzamos a ascender mientras el veterano les va contando historias del Himalaya y sitios de esos a los que nunca iré. En una de las paradillas, y viendo su mal gesto, le pregunto. ¿Eres guía? los chicos se sonríen y me contestan rápidamente que no, pero dejan un halo de misterio. Deduzco que debe ser una celebrity del alpinismo. ¡Qué honor!

Bueno, pues no eres guía pero creo que no te gusta mi compañía, ¿correcto?. No me contesta pero vuelve a arrugar el morro y finalmente dice "no es por mi, es porque a los que van por debajo le puede pasar cualquier cosa en este terreno" y a continuación se pone el casco.

Él que va por delante se pone el casco pero a los chavales que van detrás (y debajo) suyo los deja sin la protección. No me cuadra.

Seguimos un rato más mientras empiezo a cabrearme. En la vida he visto nada igual en la montaña sino todo lo contrario. Empiezo a pensar en que este sujeto debe ser de esos que van por los ochomiles y cuando ven a la gente medio muerta les dicen que "A la vuelta si eso ya te ayudo".

Bastante cerca de la cumbre, en un paso delicado que se me atraviesa, me cabreo y decido darme la vuelta.

En mi huída encuentro a otro grupo de montañeros que suben y me preguntan a lo que les cuento la historia. No se lo pueden creer. Por supuesto, como haríamos cualquier montañero, aunque como quien esto escribe que lo es "del todo a cien" intentan convencerme de que vaya con ellos, cosa que les agradecí tremendamente pero el mal ya estaba hecho. Me voy para abajo, se me está calentando la cerveza.

Más me habría valido subir al Pico de Pondiellos, que se le ve bastante accesible. Lo valoro pero ya estoy enfurruñado. Me voy.
Me regocijo en las preciosas vistas del mar de nubes y los picachos sobresaliendo.
 
Cuando estoy casi en el collado oigo a unos montañeros que descienden la aguja y provocan un pequeño alud pero que hay rocas cayendo durante cerca de un minuto. Yo no soy supersticioso porque trae muy mala suerte. ¡Buff!
 
 
El mini nevero que hay al principio del Cuello.
Los "preciosos" y desérticos Ibones de Brazato, donde estuve hace días.

Pues, aunque el descenso se desenvolvió sin nada especial que reseñar pero los cruces con otras personas no fueron como suelen ser con los montañeros "normales". Incluso una pareja me preguntó por el camino al Garmo Negro y cuando ya se alejaban caí en la cuenta de que eran las tres y media, un poco tarde. Les grité para decírselo y creo que me mandaron a tomar ...

¿Sería el día internacional del montañero borde? Y yo sin enterarme, con lo borde que puedo llegar a ser...

Adios Garmo.
Un abrazo a mi hipotético lector.