Paseos de dos aprendizes de montañero

Junio de 2017 - Ascensión al Midi d'Ossau

Después de nuestro pequeño éxito del año pasado en el Balaitús había encargado al experto pirenaico, es decir, a Jorge IV que buscara otro reto pirenaico y pensando, pensando se le ocurrió el Midi d'Ossau. No tenía componente nevada, como ocurrió a la Brecha Latour del Balaitús pero sí bastante trepada a nuestro alcance. Al menos eso decía. Se le podía haber ocurrido otra cosa...

Varias semanas de preparación, atentos a las previsiones meteorológicas y sorteando como hemos podido las distintas dificultades hasta que por fin el jueves 15 a mediodía, Juan, Jorge y quien esto escribe pusimos rumbo a Sallent de Gállego con la intención de subir la mencionada montaña y Juan el Pic Peyreget.

Más o menos esta es la historia...
 

Antes de las 6:30 llegamos al pequeño aparcamiento que hay tras pasar el Portalet. Allí sobresalía el objetivo del viaje. En pocos minutos nos pertrechamos y comenzamos a caminar más contentos que unas pascuas.

Inicialmente nuestros pasos transcurren por un amplio camino.
Al llegar a la Cabaña de Sénescau giramos a la derecha comenzando otra suave pendiente que tras unas pocas zetas nos pondrá en el Col de Soum de Pombie.
La mañana es fresca y todavía se camina muy bien. Por detrás vienen estos dos aprendices de montañero un poco acongojados por mi poderío y fortaleza.
 
Llegando al collado aparece el Midí

Es una mole majestuosa, bellísima y un poco intimidante para estos pobres aprendices.

Jorge: En realidad bautizamos al Midi como un “grandísimo hijo de p++a”. El resto del día justifica que la apreciación no fuese exagerada

Jorgito está exultante pero imagino que la procesión irá por dentro, como me pasa a mi.

Jorge: Alguien tiene que mantener el temple y la sangre fría incluso en las circunstancias más adversas.

Ahora el camino desciende ligeramente hacia el refugio de Pombie.
Al poco aparece el refugio y el pequeño ibón llamado Lac de Pombie.
En el refugio cogemos agua y nos separamos. Juan tiene pensado subir al vecino de nuestro Midi, el Peyreget de 2487 m.
Un poco apenados (tampoco mucho) por habernos separado comenzamos otra suave subida en dirección al Col de Suzon, cuya única molestia, que no dificultad, es atravesar el gran canchal producido por una visible morrena.
Las vistas hacia el norte son realmente fantásticas por el verdor y el mar de nubes que cubre el territorio francés.
No se si será casualidad pero todas las veces que he tenido vista hacia Francia ha estado cubierto por las nubes. Será por esto que se vienen a tomar el sol a nuestra patria.

Jorge: A esa niebla se la conoce en los valles aragoneses como “boira gabacha”. Por algo será ;_)

Véase la cara de felicidad de este ignorante.
Croquis de la vía tomado de www.topopyrenees.com. Por cierto, una buena Web aunque según ella, Jorge y yo somos débiles de corazón al haber subido las chimeneas encordados. Ya nos gustaría ser tan grandiosos alpinistas de élite como su autor.
Esto es más o menos lo que nos esperaba

Mientras Jorge se encamina hacia la base de la roca, que parece muy cercana, consulto el GPS y me asombro al comprobar que nos separan cerca de 700 m hasta la base. Por tanto, deduzco que la montaña es colosal para lo que estoy acostumbrado. Esta es una de las grandes diferencias con mi amado Guadarrama en el que la distancia que te separa de la montaña de enfrente es de unos pocos metros.

Las vistas que dejamos por detrás son magníficas, siembre que obviemos el portamochilas de la imagen.

Jorge: El portamochilas portaba la cuerda de 60 metros, sin la que Paco no hubiese pasado ni de la primera chimenea (véase más abajo).

El Pic de Saoubiste, al otro lado del collado, también tiene muy buena pinta.
Todavía tenía cara de felicidad...
Esta montaña fue bautizada (por nosotros) como "Montaña China" por su parecido a las Huangshan.

Jorge: Se llama Doigt de Moundelhs, que bien mirado suena bastante a chino.

Al cabo de un rato comenzamos a ver personas (imagino) en la primera chimenea. No es que vayan muy deprisa y lo diminuto de estos seres hace aumentar aún más la magnificencia del Midí.
Ya estamos casi en la base.
Jorge, que es bastante más torpe que yo, me precede.

Mirando hacia atrás (al este) apreciamos a ver el objetivo del año pasado, el Balaitús, donde se aprecia perfectamente la Brecha Latour por la que ascendimos y descendimos del mismo.

Llegados a la base de la mole, donde nos espera la primera chimenea, comienzo a ver el terreno y francamente no me gusta nada. Lo intento por varios sitios y varias veces, pero llego a un punto donde no veo futuro al tema. La verdad es que la mochila y el piolet colgado no ayudan nada. ¡Pues sí que empezamos bien!
A pesar de que Jorge es muchísimo peor que yo pero me sugiere que baje e intentarlo él. No lo discuto y además le dejo un segurito puesto.

Jorge: No quería que Paco se sintiera humilado, pero…. Paco: No lo consiguió.

El tío coge y sin pensárselo mucho se lo pega de maravilla, aunque creo oír algunas blasfemias durante su recorrido. Al poco me grita y comienzo a subir con la seguridad que aporta una cuerda por delante, a pesar de que quien la controla sea mi compañero.

Jorge: … como no podía ser menos, al final se impuso de modo natural mi depurada técnica alpina, brío y juventud.
 

Aquí aparece un servidor un poco humillado pero contento.
A pesar de su escaso poder intelectual, Jorge va memorizando los puntos de rápel que habrían de servirnos para el descenso.

Jorge: Si hubiésemos tenido que fiarnos del Alzheimer de paco, aún seguíamos ahí, o nos hubiese bajado la Gendarmerie, que no sé qué es peor.
 

 

Después continuamos medio caminando, medio trepando hasta la segunda chimenea por un terreno fácil. El sol empieza a pegar de lo lindo.

En esta ocasión me lanzo a su conquista por la derecha. Se trata de varios pasos bastante verticales pero con agarres válidos para elefantes con lo que se hace muy disfrutona.

A continuación sube mi compañero a sabiendas de que unas manos expertas están asegurando sus torpes pasos.

Jorge: Creo que se olvidó comentar entonces que cuando Paco creía que le estaba asegurando desde abajo me acordé de algo muy importante que tenía que mirar en el móvil, ahora no recuerdo qué era, y solté la cuerda bastante rato…
 

Aunque le cuesta pero finalmente supera sus problemas. Esta chimenea ha sido muy placentera. El sol sigue picando.
La tercera chimenea no está documentada pero no tuvo ninguna dificultad excepto la producida por la falta de líquido.

En general me ha parecido una ruta escasa de hitos para marcar el camino pero en algunos momentos hay hitos por todos los lados y así nos pasó, que poco antes de la tercera chimenea nos fuimos más a la izquierda costándonos un tiempo precioso perdido y empezamos con los problemas de agua.
Finalmente y no sin problemas llegamos a la Cruz de Hierro que marca el final de las chimeneas. Hicimos una parada para reponer algo de fuerzas y beber algo. Tenía el estómago cerrado a todo lo que no fuera líquido.

La mole del Vignemal aparecía por detrás nuestro.
 
Nuestras caras, más bien caretos, ya no aparecían tan sonrientes. Estábamos muy cansados y sedientos.

Proseguimos la marcha por un extenso pedregal donde pregunté a un montañero francés que descendía sobre la posibilidad de conseguir agua. Según nos dijo no había ningún lugar donde cogerla. Mal asunto.

 

Algo más arriba fuimos buscando algunos neveros y nos entretuvimos en recoger algo del agua que iba escurriendo. Esta fue una labor larga y tediosa que finalizó después de haberla filtrado y potabilizado convenientemente. Dos kilos más a la espalda pero el ánimo subió considerablemente.

Otro poco más y Jorge ya estaba casi en la antecumbre. Este nevero debió de ser el causante de que el guarda nos recomendara llevar piolet y crampones. Qué pena de kilo y medio que nos hizo llevar de más.

Cuando llego a la antecumbre veo que Jorge se dispone a seguir trepando, ahora por una preciosa cresta...
... con canales verticales que descienden a plomo.
Finalmente, cumbre.

Tampoco la cumbre fue muy divertida: un abrazo, unos cigarritos de mi colega y rapidín para abajo.
Nos habíamos impuesto como hora máxima para hacer cumbre las dos del mediodía y llevábamos un cuarto de hora de retraso. Quedaba descender por las chimeneas mediante los rápeles.

Jorge: En mi caso, a todo lo anterior se añadía la responsabilidad de llevar a una especie de menor de edad por esos andurriales…
 

Intentamos sonreír para las fotos y tras meternos algún gel salvador emprendemos el descenso.

Jorge se emociona en la cumbre y en mi caso, cuando llevábamos un rato bajando empiezo a asimilarlo, a acordarme de las personas que me han ayudado y me entra una llorera seca. Mal asunto estoy deshidratado.

Alguno de los rápeles se nos resiste para encontrarlo pero al final vamos encadenándolos y más despacio de lo que quisiéramos vamos bajando.

 
Finalmente llegamos a la base de las chimeneas, donde comienza el senderillo.

Paramos a comer los macarrones caseros especiales que generosamente he traído para el equipo y apuramos el resto del líquido. La unión de comida-bebida-fin de problemas-sendero facilón nos levanta tremendamente la moral y comenzamos a creernos que hemos subido el Midí...

Bastante repuestos volvemos con subidón de moral al refugio donde nos espera Juan y un montón de cervezas isotónicas.

Juntos de nuevo, con el equipo al completo, regresamos al coche donde nos esperaban algunos refrescos en la supernevera y una cena de aupa en Sallent a la que fuimos invitados por Juanito donde corrió generosamente el vino y los antinflamatorios.
 

Ingenuos de nosotros habíamos pensado en hacer algún pequeño paseo por los Ibones de Anayet al día siguiente. Podríamos decir que no lo hicimos por la amenaza de carreteras cortadas al celebrarse dicho sábado el Quebrantahuesos pero lo cierto es que, al menos a un servidor, le dolía hasta la mochila.

Si has sido capaz de tragarte todo lo anterior, mis condolencias. Un abrazo y hasta siempre hipotético lector.