Paseos de dos aprendizes de montañero

Junio de 2016 - Ascensión a Balaitous por la Brecha Latour

Esta ascensión ha sido la ascensión de mi vida quizá por mi edad, quizá por las circunstancias que me han acontecido en los últimos tiempos, pero ciertamente Balaitous, para mi, va a ser La Montaña.

En la cumbre me emocioné. Me emocioné mucho y me acordé de aquellas personas que han hecho posible esta ascensión y desde aquí deseo recordarlas y dedicársela:

 

A mi mujer que, en esta ocasión, me apoyó y animó.

A la Dra. Ortega por su buen hacer y el ánimo que me ha infundido

A aquellos que se han preocupado continuamente y me han animado en los peores momentos pasados, que como saben han sido duros.

A mi compañero de cordada, Jorge, verdadero artífice de lo que me parecía un sueño imposible.

A Alba que me ha ayudado altruistamente a perder buena parte de lo que me sobraba

Track de la ascensión

 

Bueno, pues después de un montón de semanas pendientes de las predicciones meteorológicas que nunca eran optimistas y aprovechando que en casa de Jorge era imposible dormir por las fiestas, nos decidimos y el viernes 10, desafiando a la huelga de Renfe, le recogía en la estación de San Fernando y comenzamos viaje hacia Sallent de Gállego.

Recordamos con verdadera pasión el menú incomestible y carísimo que nos "deleitó" en xxxxxx

Poco después llegábamos al aparcamiento de embalse de La Sarra y mientras comenzaba a llover nos disfrazamos de montañeros y comenzamos el camino

 

Un servidor estaba alucinado. Hacía exactamente 40 años que no pisaba el Pirineo y esas montañas de verdad me hacían empequeñecer y sentir que no soy ni "montañero del todo a cien"

Aquí Jorge posando con la mochila llena de globos de helio.

Jorge: No sé qué pesaba más, si la cuerda o las piedras que Paco me iba metiendo en la mochila...

Comenzamos el camino que lleva al refugio de Respomuso y que en días anteriores había leído en algún blog o Web que "suavemente asciende hasta el refugio en unas dos horas y media".

Mentira, mentira podrida. Comienza suave pero de suave no tiene nada y menos con los mochilones y sin haber dormido. De las dos horas treinta mejor no hablar.

De cualquier forma, el paisaje es espléndido y todo es grandioso. A la primera cascada aluciné comparándolas con las de nuestro Guadarrama
 Jorge: Paco se dirige con paso firme y decidido hacia la Aventura y lo Desconocido.
El bosque de hayas, tan poco comunes por las latitudes donde acostumbro a transitar, es increíblemente bello y la voluptuosidad del Río Aguas Limpias, que bajaba ferozmente a nuestra derecha, grandiosa.
Cruzábamos "pequeños" arroyos que con el deshielo han arrastrado árboles grandísimos.

Al poco apareció ante nosotros las estribaciones de Los Arrieles. No puedo dejar de comparar y pensar si nuestra querida Maliciosa fuese como la peña que aparecía de frente.

El camino dejaba de ser amable y llegamos al Barranco de Arriel, del que nos habían avisado que un crecimiento arrastró el puente y habría que sortear saltando de piedra en piedra.
No sin esfuerzo pude atravesarlo y en la foto superior puede verse mi felicidad (y mi barriga), no por no haberme caído al agua, sino por no haberle dado a Jorge la oportunidad de humillarme.
Jorge: Paco cruzó la torrentera con tanta agilidad que los sarrios le miraban desde arriba con envidia

 

Continuamos el camino y la verdad es que estábamos cansados como perros (es un dicho de mi suegro). El "suave camino nos estaba pasando factura.

La cintita que puede verse al borde del camino es una extraña disuasoria para no salirse del mismo y caer al río que, en algunos momentos, trascurre muy por debajo.

Pasamos los restos del primer nevero donde el agua transcurría bastante por debajo. También fueron momentos de expectación pero afortunadamente no me fui para abajo. Jorge tampoco.

Jorge: Al ver atrás este panorama tan soberbio del Pic de Soques por un segundo casi me olvido de que la mochila me estaba matando.

Diría que al poco llegamos al ibón-pantano de Respomuso, pero no fue al poco. Se nos hizo eterno y solo la motivación que produce el saber que podríamos hidratarnos y recuperar minerales con una cerveza fue el aliciente para no pernoctar en la cuneta inexistente del camino.
Jorge posando una vez rehidratado.

Jorge: Durante un rato Paco se empeñó en que ese soberbio pico era la Gran Facha. Al final como no podía ser menos, tuve yo la razón y era el Piedrafita...

 

Sábado, 11. La noche ha sido apoteósica. He dormido cero horas, cero minutos. Nos levantamos a las 6 y después de recoger las escasas pertenencias nos disponemos a desayunar. Pensamos que por 6€ nos íbamos a poner las botas y, efectivamente, nos las pusimos al acabar el escaso y poco apetitoso (a excepción de un panecillo) refrigerio.

Me encuentro mal. Tengo ganas de vomitar. Dos noches sin dormir no auguran un cuerpo y mente muy adecuados.

 

Poco a poco vamos cogiendo altura y vemos la Cresta del Diablo. Se adivinan canales que deben ser una gozada.

 

Comenzamos a coger pequeños y grandes neveros con la nieve perfecta, mejor de lo que la hemos tenido en Guadarrama en todo el invierno. Calzamos los pinchos y seguimos subiendo.

 

Como se puede comprobar mi rapidez, potencia y flexibilidad muscular me hace coger bastante ventaja al pobre Jorge

 

Por detrás quedan magníficas vistas si exceptuamos la cosa roja esa que sube fatigosamente. Jorge, que tiene una tienda de lupas, gentilmente nos ha puesto la toponimia del lugar

 

A la izquierda de la Cresta tenemos supuestamente la Aguja d'Usell y por debajo el glaciar Latour.

 

Todo es espléndido (menos la cosa roja esa)

 

Por fin aparece ante nosotros inconfundible la brecha Latour por la que tendremos que ascender. Desde aquí parece una muralla vertical.

 

Hacia la mitad del corredor vemos una montañera que no parece estar pasándolo muy bien.

 

Dado que nosotros somos la leche, con un valor sin igual y nos sobra la fuerza y técnica, no lo pensamos dos veces y comenzamos a subir. Jorgito el temerario se ajusta todo lo que pinche y comienza la muy disfrutona ascensión.
Son unos 45º realmente disfrutones.
Dejando una distancia prudente comienzo a subir.
Jorge ya ha llegado al collado y al poco llego yo

 

Por detrás se acercan más montañeros pero seguramente ninguno tiene nuestro arrojo y valentía.

 

Para ayudar a subir el risco hay una extraña instalación que no dudamos en utilizar. Quizá este primer paso sea el más complicado y tampoco lo es demasiado.

 

Por delante nos queda una buena trepada mientras nos fijamos en las instalaciones para los rápeles del descenso porque no nos apetece mucho bajar la brecha "a pelo", no por falta de audacia, técnica e incluso temeridad, sino para probar la cuerda de Jorge

 

El abuelo haciendo lo que puede.

 

Finalmente damos vista al resto de la excursión y vemos que falta un buen trecho. La falta de sueño me va pasando factura pero la relativa cercanía de la cumbre y el haber sobrepasado los 3.000 m. me animan a seguir

 

Jorge me abandona cobardemente mientras yo continuo ascendiendo pero parando cada pocos pasos

 

Por detrás viene otra pareja

 

Foto que me hace el colega donde, gracias a la niebla, no se me ve la lengua fuera.

 

Finalmente hollamos cumbre que, siguiendo las instrucciones de las Hermanitas del Buen Suceso, tocamos con la mano derecha mientras gritamos a pleno pulmón (es un decir) "CUMBREEE"

 

Tomamos una generosa ración de geles energéticos y todo aquello que nos permita dar un paso más mientras compartimos los momentos de gloria con los alaveses que nos habían seguido.

 

Dada la fata de visibilidad en la cumbre y de vitalidad de quien esto escribe recordamos que en el refugio hay cerveza y decidimos bajar.

 

Curiosamente se baja mucho más descansado de lo que se sube.

 

Jorge: Paco se enfrenta a la bajada de cara a los insonsables abismos de los Arrieles con un coraje que habría dejado boquiabierto al mismísimo Mallory.

Paco: Mentira podrida. No hacía más que pensar en que un traspiés me podía llevar 400m abajo

 

De frente, en la Aguja Cadier parece que vemos a alguien en la cumbre...

 

...y efectivamente hay dos afortunados.

 

Comenzamos a montar los rápeles bastante bien sincronizados...

 

Jorge: Mucho criticar mis mochilas, pero luego anda que no le gusta a Paco bajar por la cuerda fatigosamente porteada por el Gorka.

 

Jorge: Resaltemos la depurada técnica alpina de Paco.

 

...

 

Jorge: La verdad es que el tubo se podía bajar “ a pelo” con cuidadín, pero no queríamos acomplejar al resto del personal y optamos por rapelarlo entero.

 

Jorge: Es una pena que Messner no anduviese por ahí ese día. Habría aprendido un montón.

 

Jorge: El último rápel de los cinco que nos marcamos.

 

Detrás nuestro (en realidad delante, al bajar de cara a la montaña) vienen los alaveses que debido a su cuerda de 30m tienen algún momento de tensión

 

Nosotros nos introducimos en una amplia rimaya donde Jorgito se hecha catorce cigarritos mientras esperamos a que los jóvenes compañeros acaben de descender por la cuerda que les hemos dejado.

Las caras de felicidad son evidentes...
Bueno, pues ahora nos toca la calcetinada de vuelta. De momento hay que pasar una travesía que aunque no presenta dificultades da un poco de "yuyu" por el desnivel que tenemos a nuestra izquierda.
Otra pareja desciende la brecha mientras nosotros vamos calentando motores.
Si la ascensión ha sido bonita, el descenso de cara a Tebarray y la Forqueta es sobresaliente.
Jorge me sigue como puede
A nuestra izquierda vemos medio descongelado el ibón de Sclousere
Finalmente aparece el refugio y embalse de Respomuso donde hacemos una pausa para veintinueve cigarritos de Jorge y una cerveza isotónica . Recogemos el resto del equipaje y emprendemos regreso al aparcamiento con la feliz meta de más cerveza, una cena en condiciones y una cama.
Un abrazo a mi hipotético lector.