Esta bonita mañana primaveral comienza
tras el engaño del Dr. Mingot a estos dos pobres montañeros en que
nos hizo destrozar nuestros vehículos durante un recorrido de 6
kilómetros de pista infernal que, según dicho embaucador, era como una autopista maravillosa.
La venganza es un plato que se come frío...
A las tantas de la mañana comenzamos a caminar, primero por pista y
después por senda, pasando junto a la Lagunilla del Lomo. |
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Aunque no se puede decir que tenga
aguas cristalinas, es resultona en medio del bosque. |
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Continuamos, ellos, no sin esfuerzo,
hasta el Collado de la Ventana. |
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La intención era dirigirnos al Collado
de Matasanos para coger un supuesto sendero por el que
descenderíamos a la Hoya de San Blas. |
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Y aquí comienza mi genial idea de no
seguir por el PR sino coger un camino bastante más divertido por el
este del Nevazo y Cerro de los Hoyos, donde vengarme un
poquito del Marqués. |
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En el camino, por llamarlo de alguna
forma, nos encontramos con diversos e inesperados neveros que
amenizaron aun más el recorrido. |
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En la imagen inferior, Jorge
practicando su pasión por la espeleología nival. |
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Desafortunadamente consigue salir... |
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Abajo, mis compañeros descendiendo
terribles glaciares |
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Sigue la diversión acercándonos al
punto más delicado del recorrido (no, no es el de pagar las
cervezas). Mingot bufa y yo me regocijo de ello. |
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Tras unos pasitos que podríamos, al
menos, describir como delicados, conseguimos bajar del colladito. |
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Nuevos y terribles glaciares se
interponen en nuestro camino. Menos mal que llevamos a un vasco y
por tanto no hay nada imposible para nosotros. |
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Anda que no suspiró el Mingot cuando
pisó tierra firme... |
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Más peligros nos acechan pero gracias
a nuestra depurada técnica y arrojo simpar, los superamos |
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Nos acercamos al Collado de los Hoyos |
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De repente alguien pronuncia la
palabra "cerveza" y decidimos cobardemente (como siempre) volvernos
hacia los coches pero por el PR |
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La "Mali" y Cabezas todavía tienen
nieve. |
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Es increíble la preparación física y
mental de mi compañero, siempre exponiendo al máximo sin casi
temblar... |
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El mismo paso anterior pero con vista
a la cuevecilla |
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Juan observa impresionado la destreza
de Jorge. |
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El resto, salvo los litros y litros de
cerveza que cayeron, no merecen ser plasmados en esta obra aunque sí
habría que reseñar que Juan nos volvió a engañar haciéndonos ir a
buscar otro inexistente camino de bajada al valle.
Gracias compañeros... |