Paseos de unos aprendices de montañero

Abril 2018 - Vuelta al Risco del Nevazo y Cerro de los Hoyos

Esta bonita mañana primaveral comienza tras el engaño del Dr. Mingot a estos dos pobres montañeros en que nos hizo destrozar nuestros vehículos durante un recorrido de 6 kilómetros de pista infernal que, según dicho embaucador, era como una autopista maravillosa. La venganza es un plato que se come frío...
A las tantas de la mañana comenzamos a caminar, primero por pista y después por senda, pasando junto a la Lagunilla del Lomo.
Aunque no se puede decir que tenga aguas cristalinas, es resultona en medio del bosque.
Continuamos, ellos, no sin esfuerzo, hasta el Collado de la Ventana.
La intención era dirigirnos al Collado de Matasanos para coger un supuesto sendero por el que descenderíamos a la Hoya de San Blas.
Y aquí comienza mi genial idea de no seguir por el PR sino coger un camino bastante más divertido por el este del Nevazo y Cerro de los Hoyos, donde vengarme un poquito del Marqués.
En el camino, por llamarlo de alguna forma, nos encontramos con diversos e inesperados neveros que amenizaron aun más el recorrido.
En la imagen inferior, Jorge practicando su pasión por la espeleología nival.
Desafortunadamente consigue salir...
Abajo, mis compañeros descendiendo terribles glaciares
Sigue la diversión acercándonos al punto más delicado del recorrido (no, no es el de pagar las cervezas). Mingot bufa y yo me regocijo de ello.
Tras unos pasitos que podríamos, al menos, describir como delicados, conseguimos bajar del colladito.

Nuevos y terribles glaciares se interponen en nuestro camino. Menos mal que llevamos a un vasco y por tanto no hay nada imposible para nosotros.
Anda que no suspiró el Mingot cuando pisó tierra firme...
Más peligros nos acechan pero gracias a nuestra depurada técnica y arrojo simpar, los superamos
Nos acercamos al Collado de los Hoyos
 
De repente alguien pronuncia la palabra "cerveza" y decidimos cobardemente (como siempre) volvernos hacia los coches pero por el PR
La "Mali" y Cabezas todavía tienen nieve.
 
 
Es increíble la preparación física y mental de mi compañero, siempre exponiendo al máximo sin casi temblar...
El mismo paso anterior pero con vista a la cuevecilla
Juan observa impresionado la destreza de Jorge.
 
El resto, salvo los litros y litros de cerveza que cayeron, no merecen ser plasmados en esta obra aunque sí habría que reseñar que Juan nos volvió a engañar haciéndonos ir a buscar otro inexistente camino de bajada al valle.

Gracias compañeros...