Marzo 2010 - Peñalara desde Pradera de Navalhorno |
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Paseos de un aprendiz de montañero |
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27/03/2010
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Oeste Peñalara
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Carta a Juan y Carlos Mingot |
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Estimado amigo
Juan.
Se que no leerás
esto al menos hasta tu vuelta de vacaciones pero tengo la necesidad
de comunicarle a alguien que pueda vivir el relato y que vibre con
las sensaciones que le transmitan estas torpes palabras.
Ayer no sabía
adonde ir, quería hacer algo para aprovechar la nieve que queda pero
sin los agobios de Cotos, de forma que en el último momento (tu
sabes de esto) pegué el volantazo y me bajé a Pradera de Navalhorno,
a mi aparcamiento habitual junto al Centro Nacional de Educación
Medioambiental.
En poco más de
una hora llegué a La Chorranca donde me acordé enormemente de
vosotros. Está espectacular, cae agua como no había visto nunca.
Saqué un poco de chocolate y la bolsita de arándanos. Durante un
instante me pareció percibir vuestra presencia. |
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Con un poco de pena por dejar este bonito
paraje ascendí por la izquierda de los chorros |
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Sin
demorarme más de lo estrictamente preciso para el repostaje de
combustible, continué por sendas y caminos hasta salir a la Majada Aranguez. Tenía un ligero manto blanco producido por la niebla helada que
cubrió durante la noche anterior.
Los mil regatos que transcurren por este bello paraje estaban
desbordados de agua. |
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Continuando hacia el chozo, aparecía a la
izquierda mi destino cubierto de nubes por lo que dudé si cambiar de
planes o continuar. No tenía las más mínimas ganas de subir sin
visibilidad. Ya sabes que con niebla y nieve se pierde la percepción de
la pendiente y ya me ha costado algún mal rato. |
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Llegué al chozo en el que nos hemos prometido
tantas veces pasar una estancia los tres. Cuando volví a a mirar hacia
las cumbres... |
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...me llevé una agradable sorpresa al
comprobar que las nubes habían desaparecido. En aquel momento me pareció
que estábamos todo el equipo planificando la subida. Como estabais
callados decidí yo solo y, viendo el tubo que sube en línea casi recta,
decidí disfrutarlo por los tres. |
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Al principio la nieve estaba un poco blanda
pero apta para disfrutarla. |
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Enseguida adquirió la dureza precisa para
disfrutarla con los crampones... |
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...y poco a poco dejaba atrás el chozo |
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Cuando empezó a ponerse la pendiente disfrutona recordé nuestra corta subida al Nevero. |
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Continué camino siguiendo las huellas dejadas
por algún grupo en días anteriores, cuando las temperaturas estuvieron
más altas. |
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Tu querida Pinareja aparecía tímidamente a mi
derecha mientras la pendiente se iba poniendo un poco más interesante. |
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Sabes, Juan, que en estas subidas solitarias
me suelo poner un poco nervioso. Pues en esta ocasión solo disfruté,
disfruté y disfruté. Incluso cuando podía decidir entre varías vías lo
hice por la que menos aconsejaba el sentido común pero sin pasarlo mal
en ningún momento.
A la izquierda
ya aparecía Claveles... |
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...con un montón de colegas disfrutando |
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La verdad es que había humanidad por todos los
lados |
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Finalmente, la pendiente se suaviza y aparece
la súper-concurrida cumbre |
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Giro a la izquierda y a seguir disfrutando... |
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...evidentemente no era el único |
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Al final de Claveles decidí prolongar el goce
y hacer una travesía sin perder altura para bajar cerca de mi ruta de
subida |
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Fue otro rato de inmenso disfrute hasta encontrar
otra pala de nieve sin pedruscos que me condujera de nuevo a la majada. |
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No hubo un solo momento de desperdicio en este
paseo y sabiendo que a ti, amigo Juan, no te gusta volver por el mismo
camino... |
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...pues lo hice y volví por mis pisadas al
chozo y de ahí al coche donde, por cierto, no he conseguido encontrar
todavía un bar para tomar un simple café y no será por falta de
restaurantes.
Antes de despedirme, observa esta foto
que no merece a la realidad. "La naturaleza se abre camino", filosófica
frase de la película Parque Jurásico. Sobre la base de un tronco talado
ha crecido un pequeño bosque de pinos en miniatura, cual bonsáis, sobre
un verde tapete de musgo.
Hasta pronto amigo mío. Hasta pronto
hipotético lector. |
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