Junio
2018 - El Pico del Nevero sigue sin decepcionar
La soledad me embarga, mi compañero de
cordada me pone los cuernos y al señor Marqués no le peta. Jorge
XXII, más conocido como Jürgen, está cansado. El resto de la agenda
no responde y mis gatas no quieren ir a la montaña. Solo me queda la
iguana, pero soy fuerte y no la digo nada, vaya a ser que acepte.
En menos de siete días he pasado por
Suiza, Alemania y Galicia. Estoy hastiado de mi trabajo. Llega el
sábado y tengo que salir al monte. El sábado pasado, también solo,
estuve más de una hora en una gasolinera esperando a que dejase de
diluviar. No paró y me fui a trabajar. A mi crematómana socia le
encantará...
¿Adónde voy? ya no quedará nieve con
tantísima lluvia. Decido volver al Nevero a ver qué encuentro.
Como no tengo que estar pendiente de
nadie y esta semana me he acostumbrado con creces a madrugar, repito
madrugón y a poco más de las ocho aparco en el sitio acostumbrado
junto al Puerto de Navafría. Está nublado y 5ºC me obligan a darme
prisita en salir. No tengo que esperar a los puñeteros cigarritos.
La senda de aproximación al Circo del
Nevero es extremadamente agradable. No tiene apenas desnivel y en
medio ratito me pongo allí, a pesar de mi lentitud caminando.
Al poco aparece el circo y...¡no me lo
puedo creer!... le queda cantidad de nieve.
Las nubes me mosquean un poco porque
prefiero ver por delante de mis pasos. Habrán grandes grietas y
rimayas esperando a tragarse a los incautos montañeros.
El sentido común me aconseja subir
primero por la pala central, más o menos por donde subí hace poco
con mi desertor compañero pero mi corazón me pide subir por el
corredor de la izquierda, que seguramente es el de mayor
inclinación. Me decido por este último.
La nieve, perfectamente transformada,
permite subir perfectamente siempre que las puntas se claven con
cierta inclinación descendente en vez de horizontal. Debido la
transformación nival, los regatones no son capaces de profundizar
mucho por lo que alterno el piolet apoyo con el puñal. Se sube
bastante bien y al final giro ligeramente a la derecha de forma que
cojo la máxima pendiente, de unos 55 - 60º. No ha estado mal para
arrancar.
Hago cumbre, donde tomo unas barritas
y se acerca un grupo de ¿montañeros? que no son capaces de saludar.
Debo ser un viejo cascarrabias.
Me debato entre irme hacia Los Hoyos o
bajar de nuevo a las Lagunillas. Me decido por lo segundo y bajo muy
cerca de la ruta de ascenso, con una considerable pendiente,
practicando el descenso "marcha atrás" que tanto me costó dominar.
Casi abajo, cojo una diagonal para
aproximarme a la pala central. Hay que tener mucho cuidadín con las
rimayas y puentes de nieve. Ahora me acuerdo de que no he cogido el
Spot. Toca tener cuidado y rezar.
La central se sube de maravilla
también.
Desde aquí veo el corredor anterior.
Al llegar arriba bordeo hacia el
noreste en busca de otra subidilla interesante. Paso junto a esta
escalofriante rimaya (estamos en Guadarrama). Intento calcular la
profundidad y no le echo menos de 5 metros hasta el fondo.
Subo y bajo otras dos veces por otra
zona muy pegada a las rocas norte del circo. La verdad es que esta
zona es muy manejable y se sube y baja en un periquete.
Ya he subido cuatro veces y no hay mucho más que rascar por lo que
ahora sí que decido irme a ver los Hoyos. En el primero, de
Peñacabra o Pinilla no hay nada que valga la pena.
Le tengo unas ganas tremendas a estos
Hoyos y no creo que pase de este año sin darme una preciosa
excursión por ellos, con permiso de las señoras víboras que pueblan
estos parajes.
Parece que en Hoyo Cerrado sí hay algo
que vale la pena.
¡Caray! al fondo parece que la nieve
hace un remolino con algo "mu empinao"
Bajo a la base de la pala marcha atrás
y comienzo el ascenso con pendiente que ronda los 45º pero según se
acerca al remolino se pone prácticamente vertical.
Valoro posibilidades y aunque solo sea por dar envidia al traidor
vasco tiro para arriba donde me acuerdo muchísimo de las botas
rígidas.
Han sido los diez metros de nieve más
verticales de mi vida.
Subo hasta la "cumbre" del Hoyo y me
como un bocadillo de tortilla que no se lo salta un gitano ¡A
vuestra salud, "Marqués" y "Comando Madrid"!.
Después me doy un paseo hacia el Hoyo Berrecoso, pero ya está bien
por hoy. Ha sido intenso, el cielo está cada vez más negro y tengo
sed de cerveza.
Si algún pervertido ha sido capaz de
leer todo lo anterior, que reciba mi más sentido pésame, un abrazo y
hasta otra.