Leptospirosis

   

Paseos de un aprendiz de montañero

Julio 2010

Una enfermedad  "rara"

 

 

En el hipotético caso de que a alguien se le ocurra de vez en cuando echar un vistazo por esta Web para ver las novedades, seguramente habrá pensado que he estado bastante vago últimamente. A pesar de que no he dejado de salir la mayoría de los sábados, pero mis recorridos han sido, no del "todo a cien" sino a cinco céntimos y esta ha sido mi historia.

Con estas líneas no pretendo dar consejos a nadie ni recriminar la actuación médica (aunque podríamos hablar largo y tendido) pero sí me gustaría compartir con el lector mi experiencia para, si es posible, evitar que suceda a otros lo que me sucedió a mi.

En el mes de Julio estuve, como en los últimos años, por Gredos disfrutando unos días con mis queridos amigos del Elola. Gracias al genial Jorge pude ver realizado mi sueño de subir al Ameal de Pablo y además hacer el Cuchillar del Cerro de los Huertos (Ameal de Pablo). Aquella tarde, cuando comenzamos a bajar, paramos a descansar un poco, junto a un nevero de los que este generoso año de nieves había dejado y del que salía un generoso torrente de agua. Una barrita y un trago. Jorge cogió agua del torrente. Me dio mucha envidia y le imité.

Debo añadir que desde hace muchos años llevo y uso pastillas potabilizadoras. De hecho le dije "espero que no pase nada para una vez que no pongo la pastillita". Aquel día terminó con este aprendiz de montañero muy feliz y durmiendo como un bebé en el refugio.

Cuatro días después comencé con síntomas de resfriado, dolor muscular. Lo típico; ya es mala suerte en verano...

Después seguí con mucho cansancio, dolor en el bajo vientre, molestias intestinales, la boca llena de llagas que me causaban gran dolor, una sensación rara en los ojos, fiebre y ya no recuerdo qué más síntomas. También comenzó una interminable serie de visitas al médico, análisis clínicos y paseos por Urgencias donde me decían que, según los análisis (leucocitos altos como las deudas en este país y hematíes bajos como el poder adquisitivo, además de otros indicadores que desconozco), tenía infección e inflamación, pero que sin ponerle "nombre y apellidos" no me podían medicar.

Adelgacé en pocos días siete kilos, la fiebre iba y venía y el cansancio cada vez era mayor. El resto de síntomas continuaba en mayor o menor medida y francamente empecé a temer lo peor pues el levantarme del sillón para ir al baño o a la cama me costaba más que subir Almanzor a la pata coja.

Mi agonía duró un mes y medio, hasta que después de ligeras mejorías y recaídas la internista del Hospital del Henares decidió hacerme unos análisis con todas las pruebas posibles que existen. Dieciocho tubitos de sangre tuvieron la culpa de que dos semanas después apareciera la causa: Leptospirosis. Una infección producida por una bacteria (Leptospira) transmitida por un mamífero portador.

A 2.300 metros de altura solo se me ocurre que el pipí de una cabra o un zorro roba-mochilas pudieran ser los causantes de mi mal. Después del diagnóstico una caja de antibiótico solucionó el problema aunque a día de hoy no he superado totalmente el cansancio y una ecografía ha mostrado daños en los riñones que hace un año no tenía.

Podéis pensar que esto son cosas que solo le ocurren a los demás.

Un abrazo.