Paseos de un aprendiz de montañero

Sur de Gredos: Increíble

Los amantes de la montaña recordaremos este invierno-primavera 2008-09  durante muchos años debido a la cantidad de nieve caída. Y todo en pleno calentamiento.

A mediados de Abril, cuando pensaba que poco podía caer, viene otra borrasca y nos regala otra nevadita por las cumbres. El problema viene cuando dejas los crampones en el maletero. En fin, ahí va la mala crónica, fotos regulares y fabuloso Gredos.

 

Mapa con el track recorrido Perfil de altura de la ruta

No hay nada como levantarse a las cuatro y media para hacer doscientos kilómetros en coche, para ir a tu Gredos querido. Si además te dejas olvidado en casa el termo de café y la barra entera de pan con tomate y aceite que te ha costado un buen rato preparar para el desayuno, los espasmos de placer te sacuden en cada poste kilométrico. Lo que más te congratula es saber que tu familia del alma se encontrará, seis horas después, el desayuno hecho.

 

Bueno, superado el problema alimenticio, llego al Raso, busco la carretera que sube al Castro Celta y descubro con auténtico placer que la carreterilla se transforma en una pista sembrada de pedruscos, como buena pista que es.

 

Las preciosas vistas que me son ofrecidas, unido al temblequeo que amenaza desarmar mi maltrecho vehículo, me incitan a dejarlo en el primer lugar que encuentro y seguir a pié. Como debe ser.

 

La luna me ve y se asusta, escondiéndose por poniente, de esta forma disminuyen las posibilidades de encontrarme con hombres lobo

La cuerda de los Hermanitos de Tejea y Peña Caballera inician las fabulosas vistas, aunque las nubes ocultan las cumbres del fondo.

Al poco, se llega al Puente del Pinillo donde acaba la pista. Se hace muy extraño para este caminante acostumbrado a deambular por una cierta altura, la vegetación propia de los setecientos y pico metros, lo cual me recuerda el desnivel que tendré que salvar.
 Una senda perfectamente balizada serpentea por la ladera.
Gozando de una subida continua pero muy digerible se comienza a ver la Peña de Chilla.
Muy por debajo quedan los Hermanitos de Tejea y las nubes no dan cuartelillo en las alturas
Una vez en la cuerda tenemos a la izquierda la Garganta de Tejea y a la derecha la de Chilla
Empiezo a ponerme nervioso porque esta tarde-noche tenemos compromisos socio-culturales y gastronómicos, es decir, cenar con mis cuñados.
Por delante aparece Risco Redondo y los Riscos de los Cachorros. Si hasta el momento el paisaje era espectacular, ahora se convierte en impresionante.

Avanzo embobado y tras pasar el Sillao de la Peña de Chilla miro atrás para contemplar la Peña de Chilla y me prometo vérmelas con ella algún día poco lejano.

Dejando atrás Risco Redondo, me enfrento a la mole de los Riscos de los Cachorros

El tema se pone cada vez más interesante y en varias ocasiones recuerdo con cariño a mis crampones descansando en el maletero pues debajo de la nieve recién caída se esconde hielo de primera calidad.

La senda transcurre pegada a una pared desde donde caen constantemente trozos de hielo.
 El reloj me recuerda que debería dar la vuelta.
Asciendo hasta un pequeño colladito. Me encuentro a novecientos metros (en línea recta) de la Bermeja y trescientos de desnivel: "está chupao" pero tengo que decidir entre enfrentarme al resto de la fabulosa subida o a mi esposa.
Las montañas seguirán estando ahí mientras que después de una bronca con mi contraria puedo quedar fuera de juego. Decido regresar.
Del resto de las vistas mejor no hablar, solo diré que tuve que andar con cuidado para no resbalar con la baba que se me caía.
Incluso en algún momento se llegó a ver Bermeja y lo "cerca"  que había estado.
La Peña del Esvilrradero y, casi, casi, Almanzor
También la Portilla de los Machos y Casquerazo, donde había estado el sábado anterior.
Esta vez no ha podido ser, pero la próxima caes
 

P.D.

En aquellos felices momentos no podía imaginar que me comería un atasco de cuatro horas en la Nal. V (castigado sin postre un mes)