Km. 6 de La Plataforma - La Mira - Puerto de Candeleda - La Plataforma

La sierra de Gredos, por alguna razón, me ha tenido siempre cautivado. Es como si hubiera algún recuerdo especial, algo que no recuerdo conscientemente. ¿Quizá algo ocurrido en otra vida?. 

Al final de mi primera etapa montañera (hace la tira) arrastraba todas las semanas a mi novia (ahora sufrida esposa) a explorar la Canal Lóbrega, el Espaldar de los Galayos e infinidad de lugares maravillosos e inhóspitos que me inspiraban sensaciones especiales. Por circunstancias que prefiero no recordar dejé de visitar tan hermosos lugares y, al igual que ocurre con dones que no se utilizan, la atracción que me causaba el macizo fue decreciendo poco a poco.

Después de la experiencia con Juan, Carlitos y el Almanzor, el amor ha renacido, si cabe con más fuerza. Como quiera que cuando el cuerpo pide marcha hay que darle marcha, a las seis de la mañana emprendo viaje.

Perfil de altura y mapa donde se pueden ver perfectamente mis meteduras de pata. Ideal para no imitar. mira.jpg (96910 bytes) MiraMapa.jpg (2323897 bytes)
En el kilómetro 6 de la carretera que parte de Hoyos del Espino con dirección a la Plataforma de Gredos se encuentra, donde hace una curva a la derecha, una zona para aparcar varios vehículos. Justo enfrente, en el lado izquierdo de la carretera, sale un generoso camino con puerta y cartel desgastado de paso prohibido.
Si hacemos caso omiso de la prohibición llegaremos, al poco, a otra portera con nueva prohibición y cartelón indicador de "Reserva Nacional de Caza" y una casa a la derecha.

 

Llegados a este punto hay que andar con más intuición de la que tuvo este caminante, que haciendo caso de una ruta descrita en la web, continuó como mandaba su autor "por una pista más que evidente". Pues bien, la pista evidente me condujo, espantando moscas y acordándome del autor de la web, al Collado del Charco. 

Nada destacable hasta el momento aunque comenzaba a verse una bonita vista, al norte, del valle del Tormes. 

 

Cuando fui consciente de que la evidente pista no me llevaba al Puerto del Peón y había dejado el Arroyo de la Covacha suficientemente lejos como para no verlo decidí, valeroso caballero, tomar a mi derecha la loma que subía hacia Morrito Covacha.

Mejor de lo que pensaba y siguiendo los hitos dejados por bondadosos predecesores fui subiendo sin problema alguno.

 

Otro generoso hito marca la cumbre del "Morrito" guardada por negros astados e incluso alguna que otra Capra hispanica victoriae. En la lejanía comenzaban a verse  los amenazadores gigantes de Gredos coronados por el Almanzor.

 

 

Otra cosa fue transportarme, que a veces no fue caminar, hasta el puerto del Peón a media ladera del Peñón de Mediodía. La ausencia de hitos y la abundancia de piornos intentaron hacerme desistir de mi noble destino, pero con férrea voluntad y piernas descarnadas conseguí llegar al Puerto que a principios del siglo pasado fue utilizado como paso natural.

 

No recuerdo qué fue lo que más me emocionó, si el encontrar un generoso sendero o la majestuosa silueta del espaldar de los Galayos que se mostraba ante mi. 

A la derecha queda la laguna del Cura, premonición de quien me había de facilitar la última parte del paseo.

 

Atrás queda, desafiante y vencedora, la cumbre del Peñón mientras por delante aparece el canchal de la Garganta Tarayuela que deberá superarse para llegar a Los Conventos.

 

 

 

 

 

Fascinante el Gran Galayo con tres escaladores en su cumbre y a la derecha la "Puerta Falsa", alusión al efecto que ocurre a aquellos que subiendo por los Galayos, dirección a la Mira, se despistan ligeramente a la derecha y acaban en un paso imposible de superar.

Llegando a La Mira el paisaje cambia, tornándose verde, gracias a la Fuente de la Mira en el Prado de los Pelaos, situada a pocos metros de los restos del refugio de la Sociedad Arenas Gredos. En estas cumbres (Pelaos, Mira), el caminante no advierte ninguna sensación de altura a pesar de tener una altitud cercana a los 2.300 m.  En realidad forman una especie de altiplano.

 

 

A partir de este momento las vistas son de gozada total. Las fabulosas torres de Los Galayos se elevan majestuosas. Comenzando en el Gran Galayo y terminando en el cerro de Cabeza del Cobacho, la cuerda desciende pasando por torres como el Pequeño Galayo, el Torreón, la temible Aguja Negra, etc.

 

 

 

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Mil metros más abajo serpentea el río Pelayo, o lo que pueda quedar de él a estas alturas del verano y, con todo el dolor de mi corazón por abandonar estas vistas, continúo el paseo hacia la Mira.

 

 

La suave cumbre de la Mira está coronada por los restos del Telégrafo Solar. Tras un breve descanso y charla con otros caminantes, sigo camino hacia El Circo. Volviendo la vista atrás queda la Mira y las Peñas del Chocarrón.

 

 

 

El paso por los Campanarios se vuelve más abrupto que las anteriores cumbres pero la belleza sigue como denominador común.

 

 

La tremenda Garganta Lóbrega desciende hasta el valle del Tietar dando sensación de vacío yerto, de soledad e inmensidad

 

Según me aproximo al Puerto de Candeleda aparece tristemente la loma incendiada en el año 2005 y que, por supuesto, no se ha recuperado. Aún permanece, en algún trozo, olor a quemado

 

 

Por fin, aparece el Puerto de Candeleda, balizado con un gran hito. Discuto conmigo mismo la posibilidad de continuar hasta las ruinas del refugio del Rey o bajar. Como quiera que el reloj y el sentido común mandan, giro a la derecha e inicio el suave descenso. 

 

El camino discurre entre bonitas pozas de agua clara donde las truchas han quedado atrapadas ante la falta de caudal, escondiéndose al paso de los caminantes. Este ha sido un bonito paseo que tendrá que culminar en una caminata de seis kilómetros por la carretera de Hoyos si no lo remedia algún amable automovilista.

 

Afortunadamente un amable religioso se fija en mi dedo pulgar, que se había doblado en dirección a donde diez horas antes estacioné el coche, y me acerca evitándome el ingrato postre de asfalto que me quedaba.