Paseos de un
aprendiz de montañero con sus compañeros |
Agosto 2014 - El reto de cuatro días sin
cerveza - 2ª parte |
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Paco:
Sin nada que reseñar durante la subida
a Morezón, nos pusimos en su concurridísima cumbre donde había un
puesto de helados, otro de souvenirs y unos morenos vendiendo
refrescos a la gente que tomaba el sol.
En la imagen superior, Jorge toca con
fuerza los restos de la cruz cumbrera mientras grita a todo pulmón ¡
CUUUMBREEEEEE! |
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Jorge:
En realidad intentaba arrancar el
poste para usarlo como porra. Me acordé con nostalgia de mis tiempos
de estudiante de alemán, cuando me hicieron aprender de memoria un
bonito poema de Goethe que empieza “Über allen Gipfeln / ist Ruh”,
úsease, “Sobre todas las cimas / hay calma…”. Calma. ¿Calma?
¿¡Calma!? El vate germano no pensaba en el Morezón y su rugiente
masa, salta a la vista. Vaya, me salió la vena cultureta. |
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Paco:
Comenzamos con el destrepe "ayudados"
por el peso de las mochilas que nos invitaron en varias ocasiones a
quitárnoslas e incluso a bajarlas mediante un cordino (no es coña). |
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Jorge:
Lo que Paco llama sin más “cordino”
era un invento mío muy currado, unos metros de cordino con un
mosquetón y un nudo que probó su solidez. Después de haber aguantado
el peso de nuestras mochilas, podrías haber colgado de él la cabina
de un teleférico. |
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Paco:
Una vez en la Portilla del Morezón,
tomamos el camino que salva el Risco de las Hoyuelas y El Enano por
el Este de los mismos, hasta la Portilla de las Hoyuelas. |
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Jorge:
Parece que estoy bailando un chotis,
solo que en el canto de una piedra en vez de un azulejo… |
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Paco:
La idea era llegar a la Portilla
Bermeja donde hay un vivac que no sabíamos si estaría libre ¿en
Agosto?. En caso negativo, bajar casi de noche a la Hoya Antón y
plantar las esterillas. Además había que pasar la famosa repisa del
Cuchillar de las Navajas con mochilas que nos desequilibraban. Bufff... |
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Jorge:
Excusas, excusas… Lo que pasa es que
sabíamos que en el Elola hay cerveza, hablemos claro. |
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Paco:
De repente, la vista hacia la laguna y
el refugio, nos hizo pensar en la cerveza. La tentación era muy
fuerte. |
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Jorge:
Ya lo decía. Y como dijo alguien, la
mejor forma de vencer la tentación es caer en ella. |
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Paco:
Por debajo nuestro vimos pasar una
auténtica procesión de retorno por el camino de la Plataforma. |
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Jorge:
Era un campamento de retorno. Las
salamandras, culebras, montañeros, sapos parteros y otros bichos del
lugar suspiraban aliviados ante la calma recobrada. |
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Paco:
Pasamos junto a La Ventana y empezamos
a plantearnos una cobarde retirada. |
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Jorge:
Como dijo un tal Napoleón, una
retirada a tiempo es mejor que una derrota. |
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Paco:
Cuando vimos los Hermanitos tomamos la
errónea decisión de rodear para evitar la famosa placa bajo el 2º y
3º. Fue mucho peor el remedio que la enfermedad porque tampoco
estuvo exento de destrepes poco aconsejables para transitar con
nuestras mochilas. En cambio, de haber ido por la placa, simplemente
habríamos descolgado las mochilas con el cordino y listo.
Para rematar nuestro maltrecho estado,
bajamos por la canal de Los Hermanitos, lugar poco aconsejable para
miembros honorarios del Imserso. |
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Jorge:
Por una vez, y sin que sirva de
precedente, tendré que darle la razón a Paco. |
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Paco:
Una vez en el Elola sucumbimos a la
tentación y caímos en los brazos del zumo de cebada, amenizados por
el despiporre de ver a Jorge con las zapatillas de diseño que
muestra. Si alguien quiere, tengo más fotos en detalle de sus
zapatillas.
Tras una noche muy divertida, con un
calor terrible en la habitación, los ronquidos de un ser
sobrenatural y las convulsiones de mi compañero, el sonoro pedo
emitido por alguien a las dos y media, me hicieron bajar a las
taquillas, coger mi saco y colchoneta, para establecerme cómodamente
en la terraza-mentidero del Elola, donde pasé el resto de la noche. |
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Jorge:
A la hora de sustituir a las
zapatillas verdes “tipo katiuska” que había antes en el Elola
(alguna queda aún) alguien debió ofrecerles a los del Elola una
partida baratita de zapatillas, solo que todas rosas. De todos modos
prefiero estas, que como tienen agujeritos recuecen el pie como las
otras. Por cierto, el montañero del fondo es el responsable de que
en la Mira durmiésemos en el vivac cutrecillo. Si ve esto, rogamos
mande disculpas, y a ser posible compensación económica por daños y
perjuicios. No obstante, como somos buena gente (aunque sea solo a
ratos) esperamos que llegase bien al Almanzor, la Galana y Cinco
Lagunas.
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Paco:
Después de otro sabroso desayuno con
sabor a macarrones boloñesa, nos pusimos en camino, por la Canal de
los Geógrafos dirección al Rellano del Ameal. |
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Jorge:
Pues involuntariamente la liamos
parda, porque hubo quien al vernos subir “tan decididos” se puso a
seguirnos pensando que por ahí se iba al Almanzor. Bueno, luego les
aclaramos que irse se va también por ahí, pero en fin. La próxima
vez que suba por la Canal de los Geógrafos me pongo un cartel
colgando de la mochila con el texto “No me sigáis – Por aquí no se
sube al Almanzor”. |
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Paco:
las vistas por detrás, inmejorables.
Como la compañía que llevaba Jorge. |
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Jorge:
No termino de pillar lo de la
compañía. Ah sí, las cabras aquellas…
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Paco:
En el Rellano aprovechamos para
aprovisionarnos de agua antes de subir hacia la Portilla del Ameal. |
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Jorge:
Fresquita sí estaba, pero me resultó
un tanto insípida.
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Paco:
En la subida quedaba un hermoso
nevero con el color característico que proporcionó en febrero una
nevada con polvo africano. |
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Jorge:
Qué añadir a la docta disertación
nivológica de Paco. |
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Paco:
Una vez en la portilla dejamos las
mochilas terribles, nos pertrechamos de enseres "por si acaso" y
comenzamos la preciosa subida entre terrazas del Ameal. |
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Jorge:
He de confesar que este día en la
bolsa de valor montañero andaba yo a la baja. Lo pasé algo mal en la
subida. En la bajada en cambio disfruté. |
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Paco:
Jorge quiso darse la placa de subida a
la cima pero no se lo permití. Si le pasaba algo yo no sabía
utilizar su hornillo. |
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Jorge:
En efecto, en una travesía de estas es
clave ser uno mismo el que lleva la única comida que no ha de ser
cocinada (los quesitos, mayormente) y el hornillo. Ante la amenaza
constante de tener que comerse en seco la pseudo-comida liofilizada,
Paco andaba la mar de manso y tratable. |
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Paco:
Como solo hicimos antecumbre no
pudimos aferrarnos al pedrusco cimero y gritar "CUUUMBREEE". Pero
bueno, para ser del Imserso, no estuvo mal.
Por detrás de Jorge, Risco Moreno y el
Cerro de los Huertos. Justo encima de su hombro Punta Esperanza |
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Jorge:
En la próxima edición del mapa de
Alpina seguro que me sacan como parte del cuchillar. En cuanto a
TopoEspaña y los mapas de IGN, me conformo con que pongan la
Portilla del Rey en su sitio. |
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Paco:
Con la vista puesta en Galana
comenzamos a descender a la portilla para coger las torturadoras
mochilas y bajar al Rellano. |
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Jorge:
Reitero que mi mochila pesaba mucho más que la de Paco, y no me
quejaba ni la cuarta parte. |
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Paco:
Desde el Rellano emprendimos subida al
Venteadero |
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Jorge:
Por desgracia, el lugar apenas hacía justicia a su nombre, y casi no
se notaba alguna brisilla que mitigase la solana. |
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Paco:
Por detrás quedaba la majestuosa
silueta del Ameal enturbiada por otra... |
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Jorge:
Pues la vista que tenía yo al frente
era verdaderamente espeluznante… |
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Paco:
Aproximándonos a Galana se da vista a
magníficas canales |
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Jorge:
Paco omite el regocijo que le produjo ver desde la base del Ameal
cómo un grupito se decidía a subir por esa empinada canal, cubierta
toda por un nevero. Yo, que suelo tener sentimientos más humanos, me
veía llamando al 112. Al final subieron trepando como pudieron por
las piedras, menos que uno que se dio la vuelta. Si es que hay cada
irresponsable… |
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Paco:
Tras abandonar momentáneamente las
mochilas, despacito, despacito destrepamos a la Muesca y comenzamos
la trepada de ascenso, aferramos fuertemente el bloque cimero y
gritamos a todo pulmón ¡CUUMBREEEEEE!. Esta sí que fue válida. |
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Jorge:
A Paco se le ve disfrutar mucho ante la perspectiva de tener que
volver a pasar por la placa famosa que tiene mucho patio, y etc etc. |
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Paco:
La foto típica de Almanzor, Cuchillar
de Ballesteros y Venteadero desde Galana |
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Jorge:
No le estoy haciendo publicidad a Joma, pero es que esa camiseta de
mangas largas me salió barata, es fresquita y te protege muy bien
del sol. |
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Paco:
La foto típica de cumbre con dos
amigos muy felices por sus pequeños logros |
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Jorge:
Cualquiera diría que hemos coronado un
ochomil, vaya caras de esfuerzo que llevamos |
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Paco:
Esta roca de forma trapezoidal podría
ser el paso clave de la cumbre. Hay que subir/bajar por el lado
derecho. |
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Jorge:
En efecto, es el sitio en que un día me di la vuelta al no saber qué
había más arriba (confesar tus fracasos da credibilidad a tus
logros, ¿no?). Una vez pasado eso, es seguir los hitos sin mucha
dificultad… objetiva. El vértigo va aparte. |
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Paco:
De vuelta al Venteadero pudimos ver
con gran desilusión que allí permanecía la mochila super-pesada de
Jorge, con sus quesitos de los coj... y mi ligero morralillo. |
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Jorge:
Vale, confieso que la mochila de Paco también pesaba lo suyo. Pero
en todo caso menos que la mía. |
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Paco:
¡Venga chaval! un pié delante, luego
el otro, respira. Vuelta a empezar. Vamos hacia la Portilla de Cinco
Lagunas |
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Jorge:
Lo que creía iba a ser un ameno paseíto resultó un tanto rollete con
tanta piedra suelta y tanto piorno. |
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Paco:
Dejando detrás muchas ilusiones,
muchos sudores y el Risco del Güetre. |
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Jorge:
Esa parte se me hizo bastante pesada. Encima, bajo la solana de la
tarde mis ropas hedían bastante después de tres días sudando… |
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Paco:
Desde la Portilla de Cinco Lagunas era
inevitable hacer la foto a las cuatro visibles (falta Brincalobitos) |
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Jorge:
Paco, ¿has contado bien? A mí me salen cinco… |
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Paco:
Aquí, un poquitín de Cabeza Nevada,
Portilla del Pluviómetro, la del Rey y Galana. Por encima de todo
ello unas nubes de evolución que no me gustaban demasiado. |
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Jorge:
Paco es como los galos de Astérix, un bravío alpinista que no le
teme a nada, salvo que se le caiga el cielo encima. |
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Paco:
Posteriormente y debido a nuestro
masoquismo, nos acercamos a contemplar la vista desde la Portilla
del Belesar. |
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Jorge:
Pero la vista merecía la pena. Vale, era casi lo mismo, pero con
otra perspectiva. |
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Paco:
Ganado de diverso tipo por el Belesar |
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Jorge:
Es que después de tanta piedra y piorno era un paraje muy bucólico,
me dieron ganas de ponerme a pastar yo también. En el fondo es como
comerte un quesito (¡otro más!), pero aún sin procesar. |
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Paco:
Después de la búsqueda infructuosa de
las fuentes de la zona (nuestro más profundo agradecimiento a los
responsables de la inexactitud en los mapas del IGN), volvimos a
dormir con el cielo por techo junto al refugio del Belesar. Seguimos
comiendo los puñeteros quesitos de Jorge y mi asquerosa pasta a la
boloñesa liofilizada. Debo reconocer y agradecer la botellina de ron
que trajo mi compi. |
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Jorge:
Jopa, por fin me reconoce al menos uno de mis numerosos e
incuestionables méritos. |
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Paco:
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Jorge:
No es como una habitación del Parador de Gredos, pero es de mil
estrellas. |
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Paco:
Último día: Bajada por la Garganta de
Bohoyo y una simpática fiesta taurina en la que nos vimos envueltos
para ayudar a un ganadero conduciendo sus Avileñas al otro
lado del arroyo. Mejor no añado más comentarios... |
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Jorge:
La culpa no era de las negras, sino de una “rubia” muy rebelde.
Aclaro que hablamos de vacas, que no haya confusiones… |
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Paco:
Y finalmente la historia acabó como
debe acabar una historia gredense, con chuletón de Avileña y cerveza
a raudales (y un poquito de ensalada). |
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Jorge:
Citando al doctor Annibal Lecter, durante los días previos nos
habíamos alimentado “con lo que uno no considera que sea exactamente
lo que se suele entender por comida”. |
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Paco:
Por último pasó a recogernos Juan, el
amable y enrrollado
taxista de
Gredos, que nos devolvió al lugar de inicio.
Y colorín colorado, vaya rollo te has
tragado.
Un abrazo a mi hipotético lector. |
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Jorge:
Y además de llevarnos, Juan nos dio un rato de muy amena charla
mientras Paco disfrutaba del paisaje por vez primera en su vida sin
peligro de salirse en una curva… |
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