Paseos de unos aprendices de montañero

Septiembre de 2017 - Ascensión a Cabeza Nevada o Mogote del Cervunal

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Sábado 30 de Septiembre. Jornada de reflexión en Cataluña.
7:35 de la mañana. Noche casi cerrada. Nos ponemos las frontales y con un poco más de peso del aconsejable, muchas ganas y, algunos, muchos años, comenzamos la pista que parte del aparcamiento junto a Navalperal de Tormes. Los tres vamos pensando en la plantilla canina que hay en medio del camino vigilando las cabras, como es su obligación.
La obligación de los perros es proteger sus cabras pero se entrecruza con nuestro derecho a pasar por un camino público. Con más miedo que vergüenza y rodeando todo lo posible, sorteamos el primer inconveniente.

 

Mapa con el recorrido efectuado. Pulsa para ampliar.

Con bastante buen paso para lo que podemos dar de sí, vamos remontando y cogiendo altura. Las vistas sobre el Circo de Gredos comienzan a aparecer. Nuestro Cabeza Nevada o Cervunal también se muestra aunque, la verdad es que sin nieve desmerece bastante
 
Mis colegas suben a buen paso aunque nunca con la soltura y potencia de quien esto escribe.

Llegamos a nuestra primera meta, en el Chozo del Cervuna, donde científicos catalanes están realizando trabajos de investigación sobre el cambio climático, operación esta muy loable pero que no acierto a comprender qué tiene que ver con una grandiosa Estelada que había desplegada en la pared norte del chozo. Después de recuperar fuerzas junto a la Estelada, reanudamos camino por el supuesto cauce de lo que en tiempos anteriores a esta pertinaz sequía debió ser un bonito arroyo de montaña.
Al rato los hitos nos guían hacia unos gloriosos canchales que, con disgusto de Juan, iban a acompañarnos hasta la mismísima cumbre.

Abajo, Jorge esperando al anciano doctor.
 
En la imagen inferior, llegando al Collado del Novillero.
Juan se enfrenta a los últimos metros con decisión y energía.

La vista atrás, que en primavera e invierno es gloriosa, ahora aparece seca y descolorida. Hemos de recordar no volver a realizar esta ascensión si no es en invierno o primavera.

Finalmente llegamos a las cumbres, y digo cumbres porque en realidad no se sabe cual es la buena. Según el IGN, la cumbre es la de la imagen pero yo no me lo creo.
La que sí es buena es la vista panorámica desde la cumbre. Pulsa si quieres verla en grande. Pueden apreciarse los numerosos neveros e incluso glaciares por todas partes de los dos magníficos (eso sí) circos
 
Y esto sí que es magnífico. A pesar de lo que tengo que aguantaros, gracias amigos...
Después de una breve paradita comenzamos la travesía hacia la Portilla del Pluviómetro, que el IGN ha tenido siempre como del Rey.
En principio la intención era intentar ir por la cresta hasta la Portilla del Rey.
En algún momento se complica un poco, más que por dificultad, por lo aéreo de algunos pasos.
Gracias a nuestra natural flexibilidad, fuerza y preparación rallando a olímpica. Nos ponemos en la Portilla del Pluviómetro a poco más de las 14 horas. No vamos mal pero ir por la cresta  sin conocerla, sin tracks y, desde luego, sin camino, puede ser interminable.
Barajamos las distintas posibilidades y finalmente nos decidimos, como es habitual, por la más cobarde, que es, siguiendo algún hito ir a coger el Camino del Rey lo más alto posible en dirección a la portilla de su nombre.
Comienza una interminable bajada hasta que conseguimos llegar al camino.
Bajamos aliviados por las vistas que nos ofrece el Cuchillar del Cerro de los Huertos.
Finalmente llegamos a la Portilla a las 16 horas. Nos ha costado 2 horas la "travesía".
Realizamos un frugal almuerzo consistente en un "taper" a reventar de pasta con salsa napolitana, 250 gramos de jamón ibérico y una lata de chipirones Albo. Lo justo para poder seguir.
Durante la bajada hacia Cinco Lagunas Juan hace un mal movimiento y la rodilla derecha que ya estaba un poco fastidiada le pega un buen pinchazo. Una mueca de dolor y todos empezamos a temernos lo peor. Con mi agilidad mental acostumbrada empiezo a planear un posible rescate:
  • Dejar a Juan en algún lugar que esté cómodo
  • Bajarnos Jorge y yo lo más deprisa posible al pueblo
  • Tomarnos unas cervezas
  • Cenar generosamente
  • No tomar más de dos gin-tonics
  • Dormir para recuperar fuerzas
  • Por la mañana temprano, a eso de las once avisar a la Guardia Civil para que organicen el rescate.
Milagrosamente parece que el sujeto puede, a duras penas, ir bajando.
Las vistas sobre las lagunas son espectaculares y finalmente hemos llegado al agua. Por lo menos si hay que dejar aquí al doctor podrá beber durante la larga noche que le espera.
Poco a poco vamos bordeando las lagunas. El sujeto accidentado decide seguir bajando. Nosotros nos alegramos mucho porque había prometido invitar a la cena.
 
Ahí viene Juan escoltado por el valeroso Jorge
 
Una tras otra hemos ido sorteando las cuatro lagunas y finalmente emprendemos la nueva bajada.
No sin esfuerzo llegamos al Chozo de la Barranca donde nos espera Jorge fumando tranquilamente 27 cigarrillos...
... El chico lo había pasado muy mal cuando vio a Juan tan fastidiado. La sola posibilidad de tener que pagar la cena se le hizo insufrible.

Finalmente llegamos todos al último desafío de pasar por la majada canina. Un pequeño rodeo y nuestra valentía acostumbrada fueron suficientes para llegar a las 22 horas al coche, donde nos esperaba una nevera repleta de cervezas energéticas y recuperadoras de los electrolitos perdidos.
Después de pasar por la ducha recuperamos fuerzas con una cena prácticamente vegana.

Pues más o menos eso es lo que pasó. La historia finalizó como deben finalizar, con una buena cena pagada por el Dr. Mingot, al que heroicamente ayudamos a llegar a buen puerto.
Un abrazo a esos dos o tres lectores de mis farsantes historias.