El texto
siguiente no es una descripción de la ruta ni del
itinerario.
Esta semana no ha debido nevar
prácticamente nada pero ha hecho mucho frío por lo que
Jorgito (IV) y servidor nos acercamos a ver la S.E. clásica
que no nos convence por la escasez de nieve y el verdor del
hielo. Decidimos dar la vuelta hacia la Ezequiel a ver que
pasa.
Parece que Jorge iba tapadito. El aire
pegaba de lo lindo
En el camino de retroceso conocemos a
Jorge (V) y nos encaminamos los tres hacia allí.
Desde aquí nuestro sincero
agradecimiento a los amables "penitentes" que abrieron huella hasta
el comienzo de la canal y en ella misma.
Nos comentaron que se habían dado la
vuelta debido a las pozas en que se metían y a lo poco amigable del
viento que había por encima. Hicieron mejor que nosotros.
El lado izquierdo que conozco, no
estaba formado por lo que decidimos subir por el derecho que además
es el que han usado nuestros benefactores.
Por si las moscas nos atamos y quien
esto escribe, conocido por su seguridad, técnica, coraje y
confianza, sale por delante.
A mitad de la canal protejo, pero 30
metros de cuerda no dan para mucho con tres personas y hasta que
monto reunión arriba pasa un ratito.
En la imagen inferior el crack Jorge
(V) saliendo de lo empinado. Calculamos unos 60º-65º
Poco después nos desencordamos y
comienza un auténtico suplicio al hundirnos constantemente en la
nieve
Poco a poco vamos llegando a la
cuerda, donde medimos -15º aunque curiosamente el viento arrecia un
poco menos que en la subida.
Vaya pintas tienen los Jorges
Y aquí los tres abominables
Decidimos bajar por el camino normal
donde se agradece muchísimo por lo pisado y nieve firme.
Descendemos media ladera de la Hermana
Menor y paramos a reponer fuerzas y un poquito de bebida isotónica
formulada a base de cosechero de la Rioja. En la foto inferior
brindando a la salud de Juanito.
Cuando realizamos la parada y fonda
había subido bastante la temperatura. De hecho a mi me dieron ganas
de ponerme el bañador.
Una vez abajo y como no podía ser de
otra forma, acabamos en la Cantina de Cotos desvalijando sus
reservas de cerveza y tapitas de tortilla.
Una vez más los de Aemet se han colado
y a la salida de la cantina estaba nevando copiosamente por lo que
el descenso en coche fue de todo menos divertido. Menos mal que mi
Jorge se echó una de sus siestecitas y llegamos sin percances