Paseos de unos aprendices de montañero

Mayo 2018 - Claveles

Todavía muy apesadumbrados por no habérsenos concedido los premios Princesa de Asturias, siendo mucho más merecedores de ellos que Messner y el polaco innombrable, volvemos a probar nieve, esta vez por Claveles.

La idea de Jorge es intentar el Tubo Encajonado pero probablemente debido a las numerosas tormentas de los últimos días no tiene nieve por lo que decidimos ir por el siguiente a su derecha o tubo número 58 de la guía.
Es curioso que visto en las dos dimensiones fotográficas parecen suaves colinitas y una vez metido en faena parecen murallas verticales. La verdad es que ni lo uno ni lo otro sino todo lo contrario.

Desde que comienza la pala se pone enseguida en unos 40º lo que hace coger unas perspectivas bastante interesantes.
Después de un rato abriendo huella el abuelo, Jorge se apiada y muy a pesar suyo, toma la delantera.
 
Feo pero pintoresco. Mi cara de felicidad es evidente. Ya que el vasco no hace fotos ni por equivocación, me las tengo que hacer yo.
Por supuesto hace un rato que el abuelo vuelve a tomar la delantera y muy abajo queda Jorgito.
Supuestamente hoy no tocan tormentas pero los nubarrones no dan mucha alegría
Las rimayas son escalofriantes y procuramos mantenernos a distancia.
Por aquí está todo empinado.
Un poco cansado pido al jovenzuelo que vuelva a ir por delante.
Aquí se ve como progresa torpemente la criatura. Aviso: Digo una palabrota
Si algún insensato es afín a estos topes reportajes puede quedarse extasiado cuando vea lo siguiente: ¡un video tomado por Jorgito (medio tísico) y una foto!, Increíble...
Aviso: El Gorka dice otra palabrota
Aquí, un servidor en los últimos escalones
Finalmente llegamos arriba (que no cumbre). Ha sido una ascensión muy satisfactoria.
 
La niebla se quiere instalar en Claveles.
Después de disfrutar con la Cresta de de Claveles, muy cerca del Risco de los Pájaros localizo unas palas con buena pinta y comenzamos a descender con muuuucho cuidadín. Las rimayas y otras oquedades hacen que el descenso sea bastante delicado.
 
 
Aquí, acabamos de salir de un berenjenal con un destrepe en roca un poco heavy. La verdad es que en varios sitios he estado tentado de montar rápeles.
 
El descenso continúa siendo muy delicado. Por detrás vemos nuestras huellas de la ascensión.
 
Ya en zona llana descansamos. Ha sido un descenso bastante más complicado que el ascenso. Menos mal que nuestro alto grado técnico, físico y mental ha permitido llegar finalmente a buen fin.
Ahora solo queda enfrentarnos al bocadillo de tortilla de bacalao de casi 700 gramos que porta un servidor y al superrepleto de Jorge IV (y V de Alemania)
 
En las palas sigue quedando mucha nieve.
 
Cuidadín, cuidadin.
 
Ya solo nos queda regresar a los coches donde nos esperan litros y litros de cerveza isotónica.
Un abrazo a ese hipotético lector...